Las voces críticas de las últimas semanas y una enmienda tumbada por apenas 25 votos no han hecho tambalearse a María Dolores de Cospedal. La ‘número dos’ del PP ha ejercido su papel protagonista desde la llegada al cónclave del presidente del PP, Mariano Rajoy, a quien esperaba entre un barullo de compromisarios y periodistas junto con Cristina Cifuentes, que ejerce de anfitriona del Congreso.
Las dos han escoltado al presidente en el paseíllo hasta recoger las acreditaciones mientras compromisarios e invitados les paraban para tomarse ‘selfies’. Cospedal ha mantenido en todo momento actitud de secretaria general, probablemente sabedora de que no será la última vez que acompañe a Rajoy como mano derecha en el partido.
Los ‘populares’ dan por hecho que María Dolores de Cospedal seguirá como ‘número dos’ del partido mientras Mariano Rajoy guarda silencio sobre la directiva que elegirá en el 18 Congreso Popular. No ha habido filtraciones de los nombres de las personas que el presidente elegirá para componer su directiva pero en los corrillos de la Caja Mágica, donde los ‘populares’ celebran su 18 congreso, los compromisarios cuentan con que Cospedal repetirá.
Y todo, pese a haber salvado por poco la única enmienda a los estatutos que llevaba su nombre y apellidos. Los compromisarios del cónclave han tumbado por apenas 25 votos (328 votos en contra, frente a 303 a favor y ocho abstenciones) esta propuesta de modificación que presentó Francisco Risueño, un compromisario Cuenca, territorio dominado por la presidenta del PP de Castilla-La Mancha.
Las críticas a su permanencia en el cargo, que han llegado hasta el debate de esa enmienda, se han disipado con un estruendoso aplauso en el plenario cuando la también ministra de Defensa ha tomado la palabra para hacer balance de los últimos cinco años. Y Cospedal se ha crecido. Ha reivindicado su labor de estos cinco años con una actitud segura y un discurso contundente en el que ha engrandecido la gestión del Gobierno y del propio Partido Popular, que ella ha pilotado durante los últimos cinco años, como muleta necesaria para los logros de Rajoy.
Cospedal ha dibujado al PP como «faro y pararrayos» del Gobierno durante una época crítica, en la que se han tenido que llevar a cabo “duras» medidas que han provocado un gran desgaste al partido. Ha defendido su trabajo y ha reivindicado la unidad como valor y seña de identidad frente a otros partidos. “¿Quién ha pensado que nosotros íbamos a ser como los 'Pimpinela' que están aquí al lado, en Vistalegre?”, ha bromeado.
Durante su intervención, la que fue portavoz del partido ha vuelto a ser la cara pública de respuesta a la corrupción, con el estilo del PP: de forma genérica y sin referirse al ‘caso Gürtel’, cuya sentencia conocida hoy había agitado las horas previas al congreso. En la defensa de su gestión se ha referido al daño que han hecho en los representantes del partido, muchos de ellos presentes en la Caja Mágica a quienes ha apelado directamente.
Rajoy, que se ha ido del cónclave al acabar el discurso de Cospedal, se ha mostrado muy agradecido con su secretaria general en Twitter, el único foro en el que ha hablado.
La próxima Junta Directiva
Este viernes, Rajoy ha vuelto a emplazar al último momento para dar a conocer quiénes serán los elegidos para formar parte de su Junta Directiva, incluyendo la secretaría general. Los ‘populares’ dan por hecho que Cospedal repetirá con lo que esperan muchos cambios en las vicesecretarías generales -la única manera de proporcionar una apariencia de renovación.
Aunque hay otro nombre que podría ganar peso en la estructura que ha diseñado Rajoy, según fuentes populares. La posibilidad de crear la figura de coordinador general está en todos los mentideros y el nombre de Fernando Martínez Maíllo, asociado a ella.
De hecho, ya hoy día Cospedal despacha muchos asuntos de relevancia en el partido con el vicesecretario, incluso muchos consideran que es el coordinador general ‘de facto’. Si se confirma la creación de este puesto, Maíllo seguiría siendo el número tres del partido pero con un peso mayor y quitaría una gran carga a la secretaria general.
Paula Pérez Cava