El ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha subrayado este jueves que si el hasta ahora fiscal superior de Murcia, Manuel López Bernal, ha sentido presiones o algún «problema» en el ejercicio de su trabajo «debería» haberlo comunicado a la Fiscalía General del Estado para «ser tutelado en sus derechos».
Catalá, en declaraciones a los periodistas antes de participar en un desayuno en Madrid, ha hecho estas consideraciones ante las declaraciones de López Bernal, quien ha denunciado intimidaciones a los fiscales anticorrupción y ha asegurado que «lo que no puede ser es que los perseguidos seamos los fiscales que luchan contra la corrupción por delante de los corruptos».
El ministro ha recalcado que los fiscales tienen garantizada su «autonomía» y la Fiscalía General la garantiza por un procedimiento «siempre transparente». A su juicio, en España las instituciones funcionan, la Justicia «actúa cada día con independencia y profesionalidad y la Fiscalía General del Estado exactamente igual», de acuerdo con la Constitución y su Estatuto.
Ha reconocido que el trabajo de los fiscales es «muy complejo» y que la persecución de delitos es «un trabajo sometido a mucha presión», por lo que, si cualquiera de ellos ve limitada su autonomía, tiene cauces internos para comunicarlo. Eso es, a su juicio, lo que «debería» haber hecho el fiscal superior de Murcia, cuyo relevo anunció el miércoles el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, tras la reunión del Consejo Fiscal.
No ha habido purga
A su vez, el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha añadido que no es razonable hablar de purga por los cambios en la Fiscalía ni dar «esa imagen tan negativa» de los mismos. Ha explicado que en la reunión del Consejo Fiscal, órgano de asesoramiento de la Fiscalía, los representantes emitieron sus votos sin influencia alguna.
Además, ha añadido que el número de cambios ha sido «muy reducido» por lo que estima que «dar esa imagen tan negativa no se corresponde con la realidad» y ha aclarado que «cuantitativamente» donde hay «un gran número» es en «las renovaciones, personas que siguen en sus cargos». Además, prevé que los puestos se puedan renovar cada cuatro años, por lo que «son la reglas del juego». Por todo ello ha insistido en que «dar esa imagen tan negativa de los cambios no es razonable» ya que como en cualquier organización es una manifestación de «dinamismo».
EFE