Los bomberos han rescatado esta noche a una niña que estaba colgando de la ventana de un séptimo piso en la céntrica plaza de Luceros de Alicante. La pequeña, de sólo cinco años de edad, tenía todo el cuerpo fuera y sólo estaba agarrada al marco de aluminio de una ventana. Al parecer, la niña se ha despertado sola en su casa porque su madre había salido para recoger a la que es su pareja. Tras subirse a un taburete, la pequeña abrió la cristalera que da a la calle y salió al exterior quedando apoyada en una repisa de apenas 10 centímetros. La madre de la niña fue localizada después por la Policía Local en un lugar cercano y por ello ha declarado ante la Policía. Por el momento, el padre biológico de la menor se hará cargo de ella, por el momento.
Rescate niña 5 años en Luceros pic.twitter.com/tVnudVRYgZ
— Bomberos Ayto Alic (@bomberosalic) 1 de marzo de 2017
La actuación de los bomberos ha comenzado a las 22.15 horas de la pasada noche. Hasta el lugar de los hechos se ha desplazado una dotación del parque de la avenida Jaime. Nada más llegar, los efectivos procedieron a montar un rescate en altura, incluyendo un colchón preventivo para posteriormente acceder hasta el balcón donde se encontraba la niña con el vehículo-cesta. Además, los bomberos accedieron al piso superior, un ático, para que un bombero sujetara a la niña si hubiera sido necesario hasta que sus compañeros accedieran con la cesta, aunque finalmente no hizo falta. El rescate se produjo sin contratiempos y aunque la niña se encontraba muy asustada no sufrió ningún percance físico.
La operación ha obligado a la Policía Local, que desplazó a tres patrullas y dos mandos, a cortar el tráfico en la plaza de los Luceros y a realizar el desvío de las líneas de autobuses que transitan por la zona. Además, en la plaza de Luceros se generó una gran expectación entre las decenas de vecinos y ciudadanos que contemplaban atónitos como la menor permanecía colgada desde una altura tan elevada. El final feliz de la historia fue acompañado por un gran aplauso de los curiosos que allí se agolpaban.
Carlos Lospitao