martes, noviembre 26, 2024
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Los ‘lobos solitarios’, la amenaza yihadista 13 años después del 11M

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La amenaza yihadista ha cambiado de forma, pero gracias a la labor de los cuerpos y fuerzas de seguridad no se ha hecho visible en los 13 años que han pasado del mayor atentado terrorista de la historia de Europa, con 190 muertos. En el 11M fueron células organizadas, muy jerarquizadas, las que actuaron coordinadamente contra los viajeros de cercanías que venían a trabajar a Madrid. Hoy son «los retornados» los que preocupan a los servicios de Inteligencia españoles. Un grupo de unos 300 fanatizados viajaron desde España a hacer la yihad a Irak, Siria o Libia. Tras años de combates, muerte y saqueos, regresan a la sociedad occidental profundamente trastornados, muy violentos, entrenados y absorbidos por el concepto de la Guerra Santa.

Fuentes de inteligencia estiman que al menos la mitad de ellos murieron en combate en los campos de batalla de Oriente Próximo. Otra parte de ellos han sido detenidos o interceptados por las autoridades aliadas en su traslado desde Siria o Iraq a España. Esta ruta de escape, ahora que la Coalición Internacional está venciendo la guerra contra el ISIS, pasa por Turquía generalmente. Pero queda un grupo que los agentes de inteligencia no quieren cuantificar, que suponen una amenaza latente.

Aunque las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS) no creen probable la acción de un «lobo solitario», y creen que estos «retornados» se están dedicando más al aleccionamiento y recluta para el ISIS, la guardia nunca debe bajar.

Molenbeeck era una extraña palabra en la cabeza de los españoles hasta que fue de conocimiento general que es el santuario del, yihadismo en el corazón de Europa, en Bruselas. Allí se planificó, según varios expertos e investigadores, el inicio del ataque brutal que fue el 11M. De allí salieron terroristas que actuaron en parís y en la misma ciudad de Bruselas. Y los caminos logísticos y de escape de estos terroristas pasan eventualmente por España. Razones para la intranquilidad.

De hecho, las pasadas Navidades todos los servicios de inteligencia y de seguridad del país estaban en alerta -pese a que nunca se hizo pública la preocupación- ante la posibilidad de un ataque de un yihadista solitario. El nivel de alerta antiterrorista se mantuvo en el nivel cuatro reforzado, pero las investigaciones de los cuerpos policiales y de las fuerzas de seguridad se tradujeron en un incremento de las precauciones y los controles policiales en las calles, edificios oficiales y comisarías. “Somos los que más percibimos la amenaza”, explican fuentes policiales a Estrella Digital. Los policías que patrullan las calles consideran que la sociedad no percibe la amenaza existente al mismo nivel. “No habría aglomeraciones en el centro de las ciudades en Navidad, por ejemplo”, dicen con incredulidad ante lo que consideran un riesgo real y palpable.

Posiblemente esa percepción de la sociedad esté basada en la seguridad que se intenta infundir desde las autoridades y los expertos en materia antiterrorista. “La preocupación existe, pero hay que pensar que en España, dentro del contexto europeo, la preocupación es mínima”, explica el coronel del Ejército de Tierra y experto en terrorismo Pedro Baños.

Los combatientes retornados son uno de los focos de preocupación, aunque el riesgo no es tan grande como en el resto de Europa. “Los combatientes que han salido de España, no todos necesariamente españoles, son unos 200. No tiene nada que ver con países como Francia, de donde se calcula que han podido salir unos 3.000 o 4.000”, calcula Baños aunque, indica, no es descartable un ataque aislado. “Otra cosa es que un loco se monte en un autobús con un cuchillo o con un hacha y cometa una gran tropelía”, recuerda el coronel del Ejército de Tierra.

Sin embargo, los expertos descartan una repetición de un ataque como el del 11M. No se han descubierto importantes células yihadistas como en otros lugares de Europa y los servicios de inteligencia, tanto de la Policía Nacional, la Guardia Civil o el propio Centro Nacional de Inteligencia (CNI), han reforzado sus capacidades progresivamente en los últimos años, hasta el punto de convertirse en un gran sistema de defensa, que se ha organizado en torno al Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), resultante de la fusión reciente del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (que se creó tras el 11M, en mayo de 2004) con el Centro de Inteligencia Contra el Crimen Organizado (CICO). «Se trata de un centro pionero en toda Europa y, de hecho, es un centro que le gustaría tener a otros países europeos. Estamos muy avanzados en todos los campos, sobre todo en el policial y en el de inteligencia», asegura Pedro Baños.

Uno de los impulsos más grandes de España tras el ataque de los trenes de Madrid fue precisamente en el campo de la Inteligencia. “Desde entonces, se ha duplicado el personal del CNI dedicado, precisamente, al terrorismo yihadista. Toda la experiencia acumulada anteriormente, supone que estamos muy avezados en ese campo”, explica el coronel Baños. Hace apenas medio año, el director del CNI, el general Félix Sanz Roldán, anunció un aumento de 500 agentes para la lucha contra el yihadismo y confirmó el despliegue de espías españoles en lugares donde actúa el DAESH y otros grupos terroristas.

Para el CNI este es, precisamente, el principal riesgo para la seguridad del país. También lo es para las Fuerzas Armadas españolas, según el Estado Mayor de la Defensa (EMAD). La Estrategia Militar que acaba de desclasificar el EMAD identifica el terrorismo como una de las “amenazas y riesgos” de España por su capacidad “de golpear en cualquier momento y lugar y contra cualquier objetivo, preferentemente aquellos que proporcionen máxima visibilidad mediática a sus acciones”, según recoge el llamado Concepto de Empleo de las Fuerzas Armadas (COFAS) 2017.

Además, el mando operativo de las Fuerzas Armadas considera que “las nuevas amenazas basan principalmente su fuerza en el fácil acceso y empleo de las tecnologías más avanzadas en operaciones híbridas que pueden combinar acciones en las dimensiones física, virtual o de opinión, con tácticas y procedimientos asimétricos y/o terroristas, llevados a cabo por actores, estatales y no-estatales incluyendo organizaciones extremistas violentas, con implantación global muchas de ellas, y apoyadas en postulados ideológicos o religiosos radicales”.

En ese sentido, España también ha impulsado la inteligencia e investigación en la propia producción de los atentados. En 2007, el Ministerio de Defensa impulsó la creación del Centro de excelencia contra dispositivos explosivos improvisados (COE C-IED), una especie de 'think tank', donde confluyen los conocimientos del CNI, Guardia Civil, Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, en conjunción con otros países de la OTAN para tratar de adelantarse a las fórmulas utilizadas por los terroristas para perpetrar ataques con los llamados IED. Rastrean las redes y buscan los métodos y fórmulas de los grupos terroristas para atentar y en un laboratorio, reproducen los artefactos, que no siempre funcionan, explican desde el COE.

Improbable respuesta militar

La inteligencia y la prevención policial son las herramientas que utiliza España contra el yihadismo, al menos por el momento. La respuesta militar no parece estar entre las que España tiene previsto ante el riesgo terrorista. “Estamos en el nivel 4 reforzado, es decir, la única salvedad es que no participan de modo activo y visible las Fuerzas Armadas. Llegar a esa presencia y con patrullas por todo el territorio, aquí, por nuestras condiciones particulares es prácticamente imposible, sería prácticamente excepcional”, según el coronel Pedro Baños.

Es la misma postura del general el general Juan Jesús Leza, jefe de la División de Estrategia del Estado Mayor Conjunto, que consideró poco probable que el Ejército se haga cargo de funciones de seguridad en el país, como ocurre en otros estados Europeos, como Francia -que tiene desplegada la Operación Centinela en sus calles- o Italia. De este modo, el EMAD prevé que aunque “parece improbable en los términos actuales que España tenga que materializar la defensa de su territorio, este cometido debe considerarse prioritario para la Defensa Nacional, ejerciéndose habitualmente por medio de la disuasión, la prevención y la vigilancia de sus espacios de soberanía.

Sin embargo, esa Estrategia Militar para los próximos seis años que acaba de hacer público el EMAD recoge la posibilidad de que el Ejército pueda llegar a desplegarse y actuar. “En el territorio nacional, están preparadas para colaborar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en los términos que pudieran ser requeridas de acuerdo con la legislación vigente, con especial dedicación en la protección de infraestructuras críticas”.

Paula Pérez / Joaquín Vidal

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