martes, noviembre 26, 2024
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El Prado cedió a Casa América unos cuadros que tiene que devolver a su dueño

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El Museo del Prado hizo público hace unas semanas que cedía a la Casa América el depósito de los cuadros de los Marqueses de Linares, obra de Francisco Pradilla y Ortiz, un cotizado pintor del Siglo XIX. Sin embargo, el Prado cedió lo que no era suyo, ya que una sentencia de la Audiencia Nacional obliga al Estado a devolverlos a su legítimo propietario, después de que varios funcionarios intentaran un expediente de abandono. La Audiencia Nacional constató que se falsificó la firma de un agente de aduanas en el procedimiento para arrebatar el cuadro a su propietario.

No solo una sentencia de la Audiencia Nacional, de enero de 2015, sino un dictamen del Consejo de Estado da orden de restituir las obras a su propietario, y además hay una orden de Hacienda para hacerlo, invalidando el proceso por el que los cuadros fueron arrebatados a su propietario. Los dos grandes cuadros, así como otra obra más, La Ascensión, de Guercino (pintor clave del Barroco italiano), llevan años de extraño periplo. Su propietario, José Luis Fortes, los trajo a España, en situación de tránsito, hasta que decidía su destino final. Así fueron depositados en los almacenes de Aldeasa, en la Zona Franca del Aeropuerto de Barajas. El largo litigio comenzó en 1999, cuando las obras entraron en el radar de un funcionario, después de que Aldeasa presentara dudas sobre la facturación de la conservación de estas obras en sus almacenes. De hecho, en junio de 2002, las obras se trasladan al almacén “de abandonos” de Aldeasa. El procedimiento de abandono comienza sin embargo en agosto de 2012.

En esas fechas los cuadros fueron inspeccionados por un técnico del Museo del Prado, Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX de la pinacoteca. El procedimiento de abandono tenía como objetivo que la propiedad de las obras pasara a manos de Patrimonio Nacional. Pero el trámite fue especialmente oscuro, ya que no se notificó ni al Agente de Aduanas ni siquiera al propietario, Fortes. Es cuando aparece la firma falsa de un funcionario de aduanas. La Audiencia Nacional hace hincapié en la sentencia sobre esta falsificación, habida cuenta que realizó varios interrogatorios para determinar quién firmó el expediente. No aparece.

Aunque la sentencia es firme de enero de 2015, el Museo del Prado no se ha dado por aludido. De hecho, no ha tenido empacho en hacer una operación publicitaria con la cesión  de los cuadros a Casa América, ante la indignación del propietario.

Lo que en realidad ha dictaminado la Audiencia Nacional –que ratifica otra sentencia del Contencioso Administrativo- es que todas las actuaciones de la Administración para hacerse con los cuadros son nulas. Básicamente, porque, como han descubierto los jueces, todo el proceso –llamado “de abandono”– se hizo evitando notificar al legítimo propietario de estas valiosísimas obras de arte.

Claro, que el tinglado administrativo tras semejante sentencia no es pequeño. De hecho, cuando el Prado sorprendió a los propietarios del cuadro al cederlo graciosamente sin siquiera consultarlos, se estaba en fase de aplicación de la sentencia. Una aplicación sumamente compleja, que ha requerido de una resolución del Consejo de Estado y una orden de Hacienda para salir del galimatías legal. Todo esto estaba en curso cuando, con gran despliegue publicitario, los dos óleos de Pradilla han aterrizado en la casa palacio de los Marqueses de Linares, en la Plaza de Cibeles de Madrid. Se trata de dos cuadros de enormes dimensiones que fueron encargo del marqués de Linares, José Murga y Reolid. El Prado, en su información oficial dice que los cuadros salieron de Venezuela en 1958 y llegaron a España en 1992 para una exposición en el Museo Romántico. Hasta ahí, correcto, pero luego dice que pasaron a manos de Patrimonio Nacional por un expediente de abandono en 2004: “Significa que no tiene un propietario claro”.

El propietario está bastante claro, en sentencia de la Audiencia Nacional. “El problema”, explican fuentes de la defensa legal de José Luis Fortes, “es que el que está desaparecido es el tercer cuadro, La Asunción de Guercino”. Se trata de otro óleo notable del Barroco italiano. Y de enorme cotización en el mercado del arte.

Joaquín Vidal

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