Jaime Vaquero, de tan sólo 8 años, fue la primera víctima mortal oficial de la intoxicación producida por la venta ilegal de aceite de colza adulterado en España, que ocasionó alrededor de 30.000 afectados y casi 5 000 fallecidos y fallecidas. Mañana se cumplen 36 años de su muerte, lo que recuerda que aún son muchos los que viven afectados por esta hecatombe desleal que ha marcado la vida de numerosas personas, muchas de ellas todavía afectadas en la actualidad, cerca de 20.000, con “sufrimiento y padecimiento diario” tal y como afirma la Plataforma Síndrome Tóxico Seguimos Viviendo.
El síndrome del aceite tóxico, popularmente conocido como síndrome tóxico o enfermedad de la colza, surgió en la primavera de 1981. Después de la muerte de Jaime Vaquero, del que se creía que había fallecido debido a un brote de la enfermedad del Legionario, aparecieron nuevos fallecimientos, primero en Madrid y después por el centro de España, lo que que hizo que se desatasen nuevas hipótesis de la muerte de estas personas y la aparición de todo tipo de conspiraciones que hicieron cundir el pánico entre la población española.
El 10 de junio de ese mismo año, se descubrió finalmente el motivo que causaba las muertes: la venta ilegal de aceite de colza desnaturalizado para consumo alimenticio, que realmente debía usarse para uso industrial y que fue desviado conscientemente por un desmedido deseo lucrativo. El aceite, se distribuyó por mercadillos de toda España lo que sumado a su bajo precio y la ausencia de controles sanitarios hicieron que se propagase rápidamente entre el consumo de la población española.
Hoy en día, las víctimas siguen reivindicando “una vida digna de calidad, y que no se les olvide y se les deje de lado”, según la anteriormente citada Plataforma Síndrome Tóxico Seguimos Viviendo, que da voz a todas aquellas personas todavía afectadas y que soportan calambres, inmunodeficiencias y otro tipo de lesiones irreversibles a causa del síndrome tóxico.
De hecho, el pasado 30 de marzo la Plataforma se reunió con representantes políticos de los principales partidos en el Congreso para no caer en el olvido y trasladarles que las indemnizaciones «no paliaron las carencias y necesidades de justicia moral». Las víctimas critican también que solo se conoce la existencia en Madrid de una consulta específica para este síndrome, en el pabellón de Maternidad del Hospital 12 de octubre, en el cual en breve comenzará una Unidad Funcional en el mismo hospital.
Es difícil elegir una fecha para rememorar esta catástrofe de la que todavía quedan los duros resquicios de lo que fue el peor envenenamiento de la historia de España y del que aún son muchas las víctimas que luchan por no caer en el olvido, más de mil afectados damnificados por la más absoluta codicia.
Isabel Jaén Sánchez