lunes, noviembre 25, 2024
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La trampa de UBER: subirnos los impuestos para ganar mercado

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No sospeche nadie: Los beneficios de la desregulación serán evidentes y el empleo y la felicidad se apoderarán de las ciudades, en cuanto nos liberemos de los taxis, antigualla, al parecer, del pasado monopolista. A las 11:20 horas de la mañana, Estrella Digital solicitó el informe a sus autores. A las 17.55 horas de la tarde se nos enviaban quince folios de resumen – sin contenido de metodología-. 

El estudio, realizado por AFI – una consultora privada- no ha sorprendido dentro del gremio de los taxistas. De hecho, ya conocían la existencia del mismo y esperaban su presentación. “Ya sabíamos que iban a realizar este estudio. Uber ya se saltó toda la normativa en materia de transporte en 2014 y ahora pretende hacer una normativa a su imagen y semejanza sólo para cargarse un servicio público regulado por la administración”, afirma Julio Sanz, presidente de la Federación del Taxi de Madrid.

Naturalmente, la felicidad predicada por UBER, tiene trampa. El informe no deja de reconocer que UBER no ha propuesto un modelo tecnológico nuevo sino una externalización al conductor de sus costes. Ahora pretende externalizarlos, también, a los usuarios, a base de impuestos o de trayectos compartidos.

Poner impuestos para crear mercado.

El estudio propone crear mercado donde no lo hay. Una forma implícita de reconocer que no es cierto que el pastel dé para todo el mundo: la tasa de taxis en Madrid, por ejemplo, por mil habitantes, es inferior a la de París, Roma, Londres, Estocolmo, Dublín o Washington. Lo que propone AFI es que tengamos  tantos como Londres, pero que no sea a base de licencias sino de “uberización”.

¿Cómo crear mercado? De una forma muy liberal: creando impuestos. Una vieja idea del autor del informe: “Desincentivar el uso del vehículo particular con medidas tales como la elevación de un impuesto al carbono, peajes urbanos a la circulación o la mera prohibición de transitar a bordo de un vehículo particular en amplias zonas de las grandes ciudades”. Dicho sea de paso, todos pagaríamos impuestos para usar vehículos de una sociedad que no tributa en España.

Nadie habla del tipo de trabajo

La liberalización del mercado crea empleo, dicen en AFI en el informe pagado por UBER. Es verdad: solo hay que darse una vuelta por las banlieu de París. Muchos parados y paradas se han ofrecido como conductores, en realidad como autónomos, que aceptan numerosas condiciones que devalúan hasta lo indecible el mercado de trabajo: deben contratar seguros con la aseguradora que les propone la empresa, comprar coches con la financiera que les propone UBER, renunciar a pensiones. No en vano al modelo de mercado de trabajo desregularizado, pobre y sin derechos, se le llama “uberización”

Ahora bien, si establecemos la liberalización en un contexto similar al de Londres, AFI y UBER nos prometen, ni más ni menos, que “43.619 nuevos empleos en el sector del Taxi y la VTC en Madrid y 19.181 empleos adicionales en Barcelona”. Las versiones periodísticas lanzadas han sido más modestas.

 “Lo que no cuentan es la precariedad que surgiría al rededor de todo este nuevo empleo. Va a ser la nueva esclavitud del siglo XXI: menos de 1000 euros al mes y trabajando seis días a la semana”, recuerda el presidente de le federación del taxi en Madrid, que no ignora que la uberización contaminará, de producirse, a su sector.

Poca productividad: coche compartido

Una de las críticas económicas al aumento de vehículos de alquiler con conductor (taxis y VTC) es la baja productividad y costes fijos que no pueden repartirse al bajar el número de servicios que efectúan. La solución no es buscar un aumento de productividad, dice el informe, sino la solución que UBER lleva años proponiendo para no mejorar la productividad: cambiar la legislación para proponer las carreras compartidas (“carpooling”). Un conductor podrá aprovechar el viaje para varios servicios.

El taxi para los pobres y pequeños

El pasado 3 de Mayo había 65.000 licencias de taxi concedidas en España y 5. 930 VTC, más o menos, una por cada once taxis. Sin embargo, el 39% de esas licencias se concentran en Madrid, donde las VTC son ya el 14% de las licencias de Taxi. En Cataluña, las cifras son del 7%, en Andalucía el 10%, con especial incidencia en Málaga. En una palabra, lo que interesa a las VTC no es el servicio universal sino los mercados mas poblados y turísticos.

En Madrid, UBER no ofrecía servicio en Arganda (50.000 habitantes) hoy a las 14.40h, tampoco ofrecía servicio en Chinchón (54000 habitantes) ni en Valdemorillo (11500 habitantes); tampoco en Campo Real (5.000) o en Villalbilla (10.000). Esta es una de las razones con las que siempre se justificó la licencia de servicio de taxi: la prestación universal del servicio.

Un negocio especulativo

Las licencias de taxi se devalúan cada vez que se vende una licencia VTC. Sin embargo, la especulación se ha adueñado de las licencias para ser conductor de UBER o Cabify. Las licencias, adquiridas a precio de coste administrativo, se encarecen en el mercado de forma exponencial. Esta mañana, se vendía un paquete de cuatro licencias en Madrid por un valor medio de 87.500 euros; en Barcelona la licencia valía 70.000 euros. En Segovia, eso si, por 14000 euros se puede conseguir una.

Un informe “sesgado”

A pesar de mostrarse crítico con el estudio, Sanz afirma que Uber o cualquier empresa con licencias VTC es “muy libre” de pedir lo que quiera, aunque avisa de la hipocresía de su petición.

“Me parece una desfachatez que una empresa que ni siquiera tributa en España solicite a las administraciones una liberación urgente del sector”, afirma el representante de los taxistas.

Con respecto a la supuesta reducción de tarifas. El informe aduce una rebaja del 35% de las tarifas. Es decir, todas se situarían al nivel actual de UBER – tal y como estimó Estrella Digital hace unos días-. Y el “carpooling” rebajaría otro tercio. Cifras que parecen incompatibles, en el actual contexto de costes, con ingresos netos mensuales superiores a mil euros.

De todos modos, el informe no es sino la última ‘guerrilla’ entre las empresas con licencias VTC y  los taxistas que preparan para el próximo día 30 de mayo, la ‘madre’ de todas las concentraciones.

Miguel de la Balsa/Carlos Lospitao

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