En poco más de un mes se celebrara en Madrid el 'World Pride' y la capital se convertirá en el epicentro mundial del colectivo LGTBI por unos días. Esta fiesta mundial pondrá a la ciudad en el mapa de la tolerancia y el respeto, pero esto no siempre es así. En pleno siglo XXI, todavía hay muchos homosexuales que sufren discriminación en sus puestos de trabajo por su condición sexual. La Policía Nacional no esta exenta de esta práctica y por este motivo nació hace cerca de seis meses la asociación Lgtbipol, formada por policías nacionales y encargados de denunciar todos los delitos de odio en materia LGTBI en la Policía Nacional, en la Guardia Civil y ser el nexo entre la sociedad o el puente entre la sociedad y la Policía. «La Policía Nacional todavía es un poco machista», afirma Begoña Gallego, secretaria de Lgtbipol.
Desde su creación, la asociación ha intentado realizar una labor de concienciación entre sus propios compañeros y entre la población civil a través de charlas y coloquios donde explican los problemas que sufre este colectivo. Son cerca de seis meses los que lleva en funcionamiento Lgtbipol y aunque ahora comienzan a salir en los medios y a recoger el fruto de un gran esfuerzo sus miembros reconocen que los inicios no fueron sencillos. «Al principio nos costó un poco, sobre todo a nivel burocrático. De hecho, nos tiraron dos veces la propuesta para formar la asociación por meras formalidades. Además, nos hemos autoformado porque necesitábamos ponernos al día de cuestiones que no habíamos tocado nunca», afirma Elena Sánchez, responsable de medios.
Tras una presentación por todo lo alto en la embajada italiana allá por el mes de Enero los cuatro componentes de la asociación: Rufino Arco, Iván Martínez (presidente), Elena Sánchez, responsable de medios y Begoña Gallego, todos ellos policías nacionales, comenzaron su lucha para luchas contra esta discriminación y delitos de odio contra el colectivo LGTBI. Charlas a compañeros gracias a la colaboración de los sindicatos, exposiciones en colegios para explicar a los más pequeños los problemas de este colectivo, reuniones con otras asociaciones LGTBI para poner en marcha proyectos conjuntos… Estos cuatros miembros del Cuerpo Nacional de Policía se han volcado en esta ardua tarea. «Hemos recibido un gran apoyo de los sindicatos que nos han ofrecido jornadas formativas para sus afiliados», afirma Gallego.
En la actualidad, los delitos de odio en materia LGTBI han crecido, según afirma Rufino Arco, miembro de la asociación, aunque el problema es que existen pocos medios o interés para cuantificar las denuncias por esta problemática. «Han aumentado el número de denuncias, pero no sabemos si se corresponde con un aumento del nñumero de agresiones y si se están cuantificado de manera adecuada», explica Arco que también apunta a un repunte de el número de denuncias por este tipo de discriminación dentro de la propia Policía Nacional. En esta línea también se muestran sus compañeras Begoña y Elena. De hecho, esta última afirma haber sufrido en sus propias carnes el «problema» de ser homosexual.
«Yo escoltaba un señor y por lo que se ve esta persona no llevaba muy bien ser escoltada por una mujer. 'No ve usted el problema y el inconveniente de que sea una mujer', me dijo», explica Sánchez. Tras contarle este episodio a sus superiores, la afectada fue cambiada de destino. Pero este no es el único capítulo de discriminación que ha sufrido Elena. «A nivel LGTBI, en uno de mis destinos sufrí lo que yo llamo una discriminación disimulada porque mi jefe me trataba diferente, me miraba de otra manera… sólo por mi condición sexual. Los jefes sabes que se la juegan por eso intentan disimular, pero esas cosas se notan», afirma. «La Policía todavía es una institución un poco machista», espeta su compañera Begoña.
Las redes sociales, un arma de doble filo
Para evitar que existan este tipo de discriminaciones y de delitos de odio en materia LGTBI es muy importante el papel que juegan las nuevas tecnologías y las redes sociales, aunque Rufino reconoce que son un arma de doble filo: «Por un lado ayudan a identificar y a dar más visibilidad para que las propias víctimas sean conscientes de que son víctimas y puedan denunciar. Por otro lado, también es cierto que una vía que los delincuentes usan para llegar a esas víctimas. Aún así, yo estoy a favor de las redes sociales porque es una herramienta muy útil e importante».
Pero las redes sociales no son el único recurso que debe de existir para combatir este problema. De hecho, la principal herramienta debe de ser la propia Policía Nacional. Por este motivo, han decidido crear una unidad específica que se dedique a combatir este tipo de delitos. «Hay un protocolo que data de 2015 que contempla la creación un grupo específico. La nueva unidad estará ubicada dentro de la jefatura de Madrid y ya se están reclutando agentes, estudiando los protocolos de actuación… En principio habrá policías en la oficina, una patrulla operativa en la calle y una persona que se dedique a las relaciones institucionales», afirma Gallego.
La acogida, en general, por parte de la sociedad y del propio Cuerpo Nacional de Policía ha sido muy buena, pero a la asociación también le han salido detractores. Una de estas personas contrarias a Lgtbipol es la responsable de asuntos sociales de VOX, Rocío Monasterio, que preguntó a sus seguidores en las redes sociales si hacía falta una policía específica para cada tipo de delito y colectivo. La contestación de la Lgtbipol no pudo ser más diplomática. «Quedé a tomar un café con Rocio Monasterio y la conversación fue muy respetuosa. Ella expuso sus ideas y yo las mías. Las personas de perfil conservador como Monasterio opinan que colectivos como el LGTBI ya están al mismo nivel que el resto de la sociedad, pero la realidad y es lo que le quise transmitir es que nosotros seguimos sufriendo discriminación y que no estamos al mismo nivel en algunos aspectos de la vida que el resto de los ciudadanos», explica Rufino.
La violencia intragénero, una gran desconocida
El nacimiento de la asociación no sólo tiene como objetivo sensibilizar a las personas de la marginación que sufren las personas homosexuales, también tiene el firme compromiso de dar voz a los problemas que surgen dentro del propio colectivo LGTBI. Uno de estos problemas es la violencia de intragénero de la que se conocen pocos estudios y escasos datos, a diferencia de la violencia de género. «Estamos siendo los portavoces de una gran profesional que ha realizado un estupendo estudio, pero resulta que es un tema del que no se habla y del que no se conoce a penas nada. La realidad es que existen datos impresionantes y escalofriantes, pero el problema es que hay asociaciones que lo niegan y eso no puede ser… Hay que tratar y equiparar estos delitos a la violencia de género», afirma Begoña.
Por último, los tres miembros de la asociación destacan la «tremenda ilusión» que les produce desfilar en la marcha del 'World Pride'. El objetivo es salir en conjunto con otras asociaciones LGTBI de cuerpos y fuerzas de seguridad europeas y españolas como Gaylespol, afincada en Cataluña. «Esperemos que algún día la sociedad no nos necesite porque esto significará que el problema ha sido resuelto», sentencia Elena.