miércoles, octubre 2, 2024
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Un partido de fútbol entre guardias civiles acaba en un Juzgado Militar

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Un inocente partido de fútbol, una decisión laboral y una aparente disputa de egos fueron los ingredientes que dieron como resultado una disputa y un guardia civil condenado a cuatro meses de prisión por un delito militar al entender el Juzgado Togado Militar de A Coruña que el agente del Instituto Armado había insultado a un superior. Según dicta la sentencia el guardia civil increpó al sargento del destacamento de tráfico de la villa con frases como «qué te pasa, payaso, qué eres un payaso, tienes muchos galones pero pocos cojones, sal para fuera que te voy a romper la cabeza». El condenado llegó incluso a poner su cabeza a escasos centímetros de la de su superior y le amenazó, según el escrito de la sentencia. 

Los hechos ocurrieron el pasado 29 de septiembre del año 2014, durante la celebración de un torneo 'amateur' de fútbol sala en el que había una gran presencia de guardias civiles entre los 15 participantes. El campeonato resultó ser un triangular y el agente condenado y su sargento quedaron encuadrados en equipos diferentes. La sentencia relata que en aquella cita deportiva, el acusado se dirigió en reiteradas ocasiones a sus compañeros con una consigna clara: realizar entradas violentas y agresivas a su superior.  «Rompeille as pernas, daille duro na cabeza» (Romperle las piernas, darle duro en la cabeza), les animó a sus semejantes. 

El mando escuchó las arengas agresivas del agente del Instituto Armado y se acercó hasta él para solicitarle que cesara en sus comentarios, pero el condenado no sólo no dejó de increparle, sino que sus amenazas fueron in crescendo: «Qué te pasa, payaso, qué eres un payaso, tienes muchos galones pero pocos cojones, sal para fuera que te voy a romper la cabeza», narra la sentencia. Además, el agente del Instituto Armado llegó a entrar en el campo en clara actitud amenazante y algunos compañeros tuvieron que intervenir para «evitar una agresión». 

De todos modos, el altercado no se detuvo en el momento que evitaron su acercamiento al sargento. De hecho, el conflicto tuvo su continuidad al finalizar el partido de fútbol cuando el condenado se encaró con su mando y le puso la cabeza a escasos centímetros de la suya, según relata la sentencia. Lejos de parar, el agente volvió a retar al sargento: «como te coja fuera, ya verás», además de insultarle: «payaso, imbécil».

Una acusación infundada

La sentencia emitida por el Juzgado Togado Militar de A Coruña habla de distanciamiento entre el agente y su superior porque el primero acusaba al segundo de haberle apartado del dispositivo especial montado para la Vuelta Ciclista España a su paso por Galicia. Lo peor de todo es que distanciamiento se produjo sin fundamento porque la decisión de no contar con el agente condenado para el operativo especial fue del alférez y no del sargento.  De todos modos, la acusación infundada del agente condenado ha resultado ser irrelevante a la hora de ser declarado culpable, porque el tribunal entiende que el hecho «no solo no merma un ápice la credibilidad del sargento, sino que es posible motivo de resentimiento del acusado hacia el ofendido».

Lo curioso de todo esto es que el sargento en ningún momento utilizó la vía penal contra el guardia civil. «Aunque tenía motivos más que suficientes para ello dada la gravedad de los insultos y las amenazas vertidas en reiteradas ocasiones de forma inequívoca hacia él, según denuncia la AESGC (Asociación Escala Suboficiales de la Guardia Civil). Lo único que hace el mando es informar a sus superiores de los ocurrido. Escuchada la versión del afectado y de algunos testigos se decidió abrir un parte disciplinario al agente para sancionarle posteriormente cono cinco días de sueldo por los hechos.

El acusado no recurrió por vía interna, pero si decidió utilizar la vía penal para denunciar por testimonio falso a dos de sus compañeros. «Posteriormente a esta sanción disciplinaria, el propio Guardia Civil es quien denuncia en el Juzgado Togado Militar a dos testigos que depusieron contra él en el expediente disciplinario interno con el ánimo de que se le imputara un delito militar a ambos. Es decir, que fue él quien acudió a la Jurisdicción Militar pidiendo la investigación de un supuesto delito militar acusando a dos compañeros de mentir por haber declarado en contra de sus intereses exculpatorios», denuncia la AESGC. 

De denunciante a condenado

En el transcurso de esa investigación en el Juzgado Militar, abierta a consecuencia de la denuncia del guardia civil, aparecen nuevas pruebas documentales que acreditan que los testigos dijeron la verdad. Por este motivo, el Juzgado Militar al que había acudido motu proprio el guardia civil, decide imputar un delito militar de insulto a superior a la vista de estas nuevas pruebas documentales resultando condenado a cuatro meses de prisión, según relata la asociación. Es decir, es la propia denuncia del guardia civil hacia dos compañeros por «falso testimonio» la que al final ha resultado ser su sentencia. 

«Resulta sorprendente que un guardia civil que acude a un Juzgado Militar para acusar a dos compañeros guardias civiles de un delito ahora se lamente de que la Justicia Militar se le aplique a él con los mismos argumentos», afirman desde la AESGC. A pesar de creer justa la sentencia, la asociación de guardia civiles deja claro su postura con respecto a la existencia de la Justicia Militar: «No estamos de acuerdo en que se aplique la Justicia Militar a los guardias civiles pero actualmente es una jurisdicción competente y si debemos comparecer ante ella como denunciados, tenemos la obligación de defendernos».

Carlos Lospitao

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