El Centro Riojano de Madrid ha sido el escenario en el que se han presentado con éxito espléndidos vinos chipriotas. Durante la ‘III Cata Internacional’ organizada por esta entidad, caldos de Chipre y La Rioja midieron su calidad en un encuentro cultural y enológico donde también estuvo presente la gastronomía.
La tercera edición de estas catas, que tienen como objetivo dar a conocer vinos singulares e inéditos para el gran público español y ponerlos en relación con vinos riojanos, fue presentada por el Presidente del Centro Riojano de Madrid, Pedro López Arriba, y la Embajadora de la República de Chipre en España, Koula Sophianou. Al encuentro asistió también el Embajador de Grecia, Christodoulos J. Lazaris.
Conocer los vinos chipriotas es adentrarse en la historia de los vinos más antiguos de Europa y del mundo. Hace más de 5.500 años que en Chipre se cultiva la vid y se elabora vino. En excavaciones arqueológicas efectuadas en Erimi, a cien kilómetros de la capital Nicosia, se han encontrado cerámicas con sedimentos de ácido tartárico. En los versos de la Ilíada de Homero se citan los vinos chipriotas. Los invitados a la boda del rey Ricardo Corazón de León y la princesa Berenguela de Navarra en Limassol (Chipre), allá por 1.191, bebieron este ancestral vino que por entonces recibía ya el nombre de ‘Koumantaria’ o Comandaría, debido a que los Cruzados, Caballeros de la Orden de Malta y Templarios presentes en la isla, se organizaban en Comandancias. Aunque a lo largo de la Edad Media el consumo de vino descendió debido a la ocupación musulmana nunca dejó de elaborarse, hasta que en el siglo XIX bajo la dominación británica se produjo una gran demanda de vino chipriota, pues la plaga de filoxera que asoló Europa no afectó a Chipre.
Confeccionado con las variedades autóctonas Mavro y Xynistery, Comandaría es un vino generoso de un tono ámbar oscuro. Las uvas de las que se obtiene maduran entre las montañas de Tröodos y su proceso ha permanecido inalterable desde el 800 a. C. Se vendimian con cierta tardanza y se extienden al sol durante varias semanas tras su recolección. De esta forma, la uva se deshidrata y al tiempo que pierde agua gana en concentración de azúcar (como se hace con la uva Pedro Ximenez). En la actualidad, maduran durante dos años en toneles de roble, alcanzando un 15% de graduación alcohólica. Hace tiempo se almacenaba en tinajas de barro (como nuestro vino de Pitarra), pero esta práctica ha ido desapareciendo.
Como destacó la embajadora Koula Sophianou, la finalidad de este evento ha sido ‘festejar la cultura del vino’ y realizar un viaje enológico para descubrir vinos de excelente factura realizados con ‘tipos de uvas chipriotas que no existen en otras partes del mundo’. La Cata se inició con un documental sobre la fisonomía de la isla, las diversas zonas donde se cultiva la vid, las formas en la que se realiza este cultivo, los controles de calidad y la elaboración de los diversos vinos en la que, directa o indirectamente, trabaja en torno al 20% de la población.
Los terrenos calcáreos de esta deliciosa isla del Mediterráneo, de veranos largos y secos, orografía que combina las montañas y las playas, donde solo llueve en invierno y hay sol prácticamente todo el año, constituye un lugar idóneo para el cultivo de la vid dividido hoy en cinco zonas vinícolas con diferentes variedades de uva autóctonas. La uva blanca Xynisteri con un 25% y la tinta Mavro con un 40% son las más extendidas. A fecha de hoy, Chipre dedica más de 9.000 hectáreas al cultivo de la vid y produce más de 10.000 hectolitros de vino. Limassol es el centro de la industria del vino en Chipre, donde se celebra el festival anual de vino entre el 27 de agosto y el 8 de septiembre.
Durante la Cata, dirigida por el responsable de enología del Centro Riojano de Madrid Juan Antonio Rupérez Caño, se sometieron a examen vinos de las Bodegas chipriotas Vasilikon, el blanco Vasilikon de 2015 y el tinto Αιών Maratheftiko de 2014, así como el Grifos 2 de 2016 de las Bodegas Vlassides. Estos vinos contrastaron su alta calidad con dos vinos riojanos de las Bodegas Beronia bien elegidos para la ocasión, el blanco Beronia Viura 2016 y el tinto Beronia Reserva 2012. Asimismo, para representar a La Rioja en este encuentro la Bodega Institucional de La Grajera estuvo presente con el Reserva de Viña Grajera 2011. Todos los caldos estuvieron a la altura, ofreciendo una magnifica representación de sus respectivas denominaciones de origen.
El maridaje de estos vinos se realizó con productos de La Rioja y Chipre. Entre estos últimos, destacaron viandas como el ‘Halloumi’ (queso de leche de cabra y oveja a la plancha), ‘Hiromeri’ (carne de cerdo salado y marinado en vino tinto y después ahumado) o el ‘Loukoumi Geroskipou’ (buñuelo de bacalao). Dos sorprendentes golosinas naturales, el ‘Pastellaki’ (cacahuetes y miel) y el ‘Sousoukos’ (mosto y almendras) pusieron el acento dulce a este encuentro. En fin, un deleite para paladares abiertos a otras costumbres y experiencias culinarias.
Ahora, quien desee acercarse a Chipre para conocer su rico patrimonio histórico-artístico, sus paisajes, disfrutar de sus playas y, cómo no, saborear sus vinos y platos típicos esta de suerte, porque desde el pasado 4 de abril Madrid tiene vuelos directos con Chipre, dos frecuencias semanales entre el aeropuerto de Barajas y el de Lárnaca, el más importante de la isla.
Francisco J. Castañón