La llegada de Pedro Sánchez al Plenario del Palacio de Congresos de Madrid no ha sido como todos esperaban, especialmente en su equipo. Ha costado arrancar los aplausos de los delegados, que han ido aumentando en intensidad a medida que el secretario general se acercaba a la zona del escenario, donde ha subido con las personas clave del nuevo PSOE. Sánchez ha estado arropado por la próxima presidenta del partido, Cristina Narbona, el futuro secretario de Organización, José Luis Ábalos, y la nueva subsecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, que han saludado al millar de delegados presentes en la sala de IFEMA.
Algunos de los presentes lanzaron gritos de “presidente” al nuevo secretario general, pero no ha sido, ni mucho menos, un estruendo general. Sánchez no se ha encontrado una calurosa acogida, acostumbrado como estaba a ellas durante los últimos meses de campaña. “Ha sido uno de los inicios de congreso más flojos que he visto”, describía a este periódico un socialista no afín al nuevo PSOE de Sánchez.
Si el calor llegaba gradualmente del plenario, el frío se ha hecho sentir desde las primeras filas. Los exlíderes del partido que han acudido a acompañar a Sánchez al Congreso Federal, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba y Joaquín Almunia, que han escuchado pacientes como se les nombraba desde la presidencia del cónclave, pero no se han levantado. Felipe González ha mandado un aséptico mensaje en vídeo desde Colombia, en el que pedía «al secretario general» que recupere a un PSOE ganador y que tenga «más acierto». El plenario ha mantenido un tono plano.
Ha sido el discurso del presidente del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, Gianni Pitella, el que ha conseguido levantar el ánimo de los asistentes. “Hace falta socialismo”, ha repetido varias veces PItella, que ha felicitado a Sánchez por el proceso. Ha insistido en varias ocasiones en el “pluralismo” que se ha visto en el partido, lo que no ha impedido que se mantenga la “unidad”. Ha sido ahí cuando el auditorio ha comenzado a corear y aplaudir.
En el inicio del cónclave han estado también representantes de la sociedad, como Ignacio Fernández Toxo, líder del sindicato CCOO, que nunca había intervenido en un cónclave socialista, y el líder UGT, Pepe Álvarez Suárez, que tampoco había hablado en un congreso federal desde 1988.
Las llamadas a la cohesión han estado presentes en todas las declaraciones de responsables y líderes. No solo los ‘sanchistas’, que llevan diciendo varios días que el congreso servirá para encontrar esa unidad, sino que la propia Susana Díaz ha utilizado un tono conciliador en sus declaraciones a la prensa. La presidenta andaluza ha dicho que el partido saldrá «fortalecido» del congreso y ha aceptado que Sánchez diseñe la Ejecutiva a su gusto. Otros dirigentes, hasta las primarias alineados con Susana, se han mostrado en esa misma línea de conciliación como discurso oficial, pero la frialdad se nota en el ambiente.
Esta tarde Sánchez se reunirá con los líderes regionales para negociar los puestos de los órganos de dirección del partido –Comité Federal y Comisión Ética y de Garantías
Maternidad subrogada y plurinacionalidad, los temas calientes
Poco antes de las 14.00 horas, los delegados se han repartido entre las tres comisiones que prepararán las ponencias que saldrán del partido. En total, se debatirán 6.743 enmiendas (de las 15.846 que llegaron a Ferraz), muchas de ellas presentadas por el propio secretario general, que hizo una enmienda a la totalidad de la Ponencia Marco preparada por la Comisión Gestora en los meses previos al Congreso Federal.
Una de las más polémicas se discutirá en “la Comisión 1” sobre Marco estratégico, Ponencia Política y Social, debate el controvertido asunto de la plurinacionalidad, aunque no se espera que haya grandes problemas. Sánchez incluyó que se vote «perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado», según las enmiendas que presentó el equipo de Sánchez a la Ponencia Marco que realizó Eduardo Madina, donde no se incluía una modificación al respecto.
Pero, sin duda, el asunto polémico por excelencia es el de los vientres de alquiler, la llamada gestación subrogada. El partido se encuentra dividido sobre su regulación y hay movimientos dentro del partido que están tanto a favor, especialmente los colectivos LGTBI como los que se oponen tajantemente . Un ejemplo es la «No somos vasijas» y la diputada socialista Ángeles Álvarez que han pedido a la Ejecutiva que salga del 39 Congreso que no acepte «soluciones intermedias» sobre la gestación subrogada, pues ser feminista y ser de izquierdas es rechazar esta práctica, según cuenta EFE.
La portavoz de esa asociación, Alicia Miralles, se trata de «un debate falso. La única solución es que si soy de izquierdas y soy feminista, nunca aceptaré un contrato por el que una parte renuncia a sus derechos», ha dicho este sábado a los medios.
Paula Pérez Cava