Lo anunció en su primer mandato y lo ha concretado en el segundo. Toxo, secretario general de CC.OO, se propuso renovar el proyecto sindical, repensar el sindicato y adecuarlo al nuevo tiempo social y político. En estos cuatro años, se ha pasado de las palabras a los hechos, y se ha intensificado la puesta a punto de un discurso y una propuesta sindical, que no podían ser ajenos a las nuevas realidades sociales y laborales.
CC.OO ha atravesado la crisis manteniendo una alta capacidad de convocatoria y movilización, a pesar de los estragos del desempleo y la precarización, que ha modificado sustancialmente el panorama laboral y económico español.
El 11 Congreso Confederal de CC.OO que se inicia este jueves se anuncia como «el de un salto cualitativo y una profunda renovación». El próximo secretario general, previsiblemente Unai Sordo, tendrá veinte años menos que Toxo. Se espera una ejecutiva prácticamente paritaria y el fortalecimiento de las estructuras sindicales que permitirá lo que en el sindicato ha empezado a denominarse sindicalismo de proximidad.
La crisis y el sindicalismo
En estos cuatro años, hemos asistido al final de una recesión económica que se expresó con especial crudeza a partir de 2010, pero que se prolongó más tiempo del necesario. La gestión de una crisis provocada por las mismas políticas que la han gestionado; la voracidad de las políticas de austeridad, los ataques al estado del bienestar y la reducción de las redes de protección social, han resumido las políticas económicas.
En estos cuatro años, el Gobierno español interrumpió el diálogo social hasta convertirlo en un simulacro, consciente como era de la difícil compatibilidad de la nueva legislación laboral, de manera singular la reforma laboral de 2012, y las demandas, aun las más elementales, de los sindicatos para mejorar la situación de las trabajadoras y trabajadores.
CC.OO, como el resto de fuerzas sindicales, han debido confrontar con un evidente escenario laboral que ha intentado quebrar la arquitectura del derecho del trabajo construida en la reciente historia democrática española.
Hay que decir que después de alcanzar los 6 millones de personas en paro, la tasa de población activa más baja de los últimos años y un sistema de protección social bajo mínimos, era difícil ir a peor. Sin embargo, constatar el fin de la recesión, no debe entenderse como el camino de salida de la crisis. La economía ha vuelto a crecer, y el empleo se recupera, pero en un contexto de más desigualdad, insoportable precariedad, y una inaceptable resignación a convivir con una tasa de paro alrededor del 18%. De esta forma, irrumpe en el mercado de trabajo un número creciente de personas con contrato de trabajo precario, por el que reciben un salario que no les permite llegar a final de mes. Se consolida un nuevo tipo de pobreza laboral. En suma, un escenario que hace notablemente compleja la acción sindical.
CCOO para todos y todas
CC.OO se ha propuesto en su 11 Congreso dotarse de un programa de acción, que reclamará “otra política laboral para un empleo de calidad y con derechos, el reforzamiento de la protección social y la política fiscal, un nuevo papel para el diálogo social y la participación institucional”.
El Congreso aborda el reto de vincular la fuerza del sindicato a su capacidad para organizar a las trabajadoras y trabajadores en la defensa de sus derechos. Una fuerza con un activo esencial: la afiliación. CC.OO se propone elaborar un plan anual de afiliación, con referencia específica a colectivos que presentan más dificultades para acercarse al sindicato: jóvenes, personas con empleo precario, trabajadores autónomos dependientes, pensionistas…
El sindicalismo de proximidad requiere que las federaciones sean más potentes y una organización mancomunada de la actividad sindical, afiliativa y electoral.
En suma, estas reinventadas CC.OO. hablan de un sindicato más eficaz y transparente, para que los recursos humanos, económicos y tecnológicos del sindicato se pongan al servicio de la afiliación.
Un contexto adverso
La crisis ha extendido una importante cultura antisindical en un contexto de políticas económicas que siguen ancladas en la austeridad. Dos parámetros frente a los que el Congreso de CC.OO quiere lanzar un mensaje de optimismo.
CC.OO ha preparado este Congreso con una relevante atención a su historia. A cuarenta años de su legalización, el sindicato quiere que su reinvención no pierda su anclaje histórico. Bajo el lema «CC.OO ¡se mueve!», con la asistencia de 751 delegadas y delegados y 350 personas invitadas en representación del sindicalismo internacional, ONG, partidos e instituciones, el sindicato se reinventa.
Miguel de la Balsa