lunes, noviembre 25, 2024
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El parricida de Moraña, primer condenado a prisión permanente revisable

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El parricida de Moraña (Pontevedra), David Oubel, se ha convertido en el primer español condenado a prisión permanente revisable. “Voy a matar a mis hijas y luego me suicidaré yo”, anunció el padre de las menores al guardia civil que le cogió el teléfono el día del asesinato. Ya han pasado dos años desde que David asesinara a sus dos hijas, de 9 y 4 años, el 31 de julio de 2015.

Ayer por la tarde, jueves 6 de julio de 2017, el jurado ante el que estaba expuesto le ha declarado culpable por unanimidad. Poco más de hora y media han durado las deliberaciones de un jurado que tenía claro que Oubel había matado a sus dos hijas, Candela y Amaia, usando una sierra radial eléctrica y un cuchillo de cocina, después de haberlas drogado para reducir su posibilidad de defensa.

“Reconozco los hechos de la acusación fiscal”. Así comenzó la primera jornada de este juicio, donde el propio David Oubel asumió los hechos, al tiempo que precisó que, en el momento de acabar con las vidas de sus hijas, vivía “una situación límite”. Los padres de las niñas estaban divorciados desde hace un año ante del asesinato, y llevaban separados tres más. Pese a que no había ninguna denuncia por malos tratos, tal y como confirmó la Delegación del Gobierno en Galicia en su momento, todo indica a que fue un acto de venganza.

Los nueve miembros del jurado acreditaron que el acusado, “con el propósito de acabar con la vida” de la pequeña, se introdujo en su habitación y le provocó heridas en el cuello con una sierra eléctrica para después rematar la incisión con un cuchillo. Tras hacerles consumar una serie de fármacos para que no pudieran tener conciencia, fue a la segunda habitación para matar a la mayor. Al ver que Candela oponía resistencia, “la ató con cinta americana”. Acto seguido, le produjo varios cortes en el cuello hasta que falleció por ‘shock’ hemorrágico.

Tras el veredicto, la presidenta del Tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia, Nélida Cid, ha dictado sentencia en la propia sala de vistas y, en atención a lo decidido por el jurado, le ha condenado. A la prisión permanente revisable, se suman la prohibición de acercarse a su ex mujer, Rocío Viéitez, por 30 años, y a indemnizarla con 300.000 euros.

Fue Alejandro Pazos, el fiscal del caso, el que al día siguiente del crimen, reclamó que fuese condenado a prisión permanente revisable. Ayer, tras escuchar la palabra “culpable”, no pudo contener la emoción y rompió a llorar. Ni siquiera pudo terminar de pedir a la magistrada que se impusiera la prisión permanente. Se emocionó y se le quebró la voz. Unos sentimientos que contrastaban con la frialdad del acusado.

Marta Martín Gómez

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