lunes, noviembre 25, 2024
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Hallan asfixiado en su despacho el juez responsable del polémico ‘caso Grègory’

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Uno de los casos más mediáticos de Francia desde hace más de tres décadas ha vuelto a aparecer en la portada de los medios franceses. Sin embargo, esta vez no hay ni avances ni ninguna detención relacionada con la investigación. En esta ocasión, el protagonista es el juez Jean-Michel Lambert, el primer magistrado que se hizo cargo de la investigación, que ha aparecido muerto en su domicilio con una bolsa de plástico en la cabeza. El misterio vuelve a rodear así el caso Grègory con una nueva incógnita por resolver. 

En la tarde del 16 de octubre de 1984, Grégory Villemin, un pequeño de cuatro años de edad, jugaba tranquilamente en el jardín de su casa ubicada en un pueblo al noroeste de Francia. El teléfono de la casa, en cuyo interior se encontraban sus padres, sonó a las 17:35: «He raptado a su hijo. Lo he arrojado al río», sentenció al otro lado de la línea una voz desconocida. Inmediatamente después, Jean-Marie y Christine, los padres del pequeño, comenzaron a buscarle por toda la casa tras comprobar que, efectivamente, Grégory no se encontraba en el jardín. Su cadáver, atado de pies y manos, apareció unas horas después en el río Vologne. A partir de ese momento, sus padres y toda Francia se preguntaron quién habría podido matar al pequeño.

«Mediático» y «polémico» son las dos palabras que han definido este caso desde que el pequeño Grégory fuera asesinado. Los ciudadanos franceses y los familiares del niño responsabilizan a la justicia de no haber podido averiguar nunca qué le pasó a Grégory. Errores como encarcelar a un hombre inocente, que posteriormente fue asesinado por Jean-Marie Villemin, el padre del pequeño de cuatro años; culpar a la madre de ser la responsable de las cartas anónimas que recibieron tras la desaparición, o no clasificar y perder una gran cantidad de pruebas tienen como responsable a un solo hombre: el juez Jean-Michel Lambert. 

El propio magistrado, al que le asignaron el caso con tan solo 32 años, llegó a admitir que «había cometido errores» en el primer trabajo de su trayectoria como juez en Francia. Años después del asesinato de Grégory, un juez decidió reabrir el caso y criticó el trabajo que había realizado Lambert. «Es un caso que me ha perseguido toda mi carrera, toda mi vida», declaró Jean-Michel en 2014 en una entrevista.

Las primeras investigaciones sobre la muerte del magistrado señalan como una de las principales hipótesis el suicidio ya que los agentes no han hallado indicios de allanamiento ni forcejeo en el interior de la vivienda donde fue encontrado sin vida. Sin embargo, estos no descartan que su muerte esté relacionada con el caso Grégory.

La desaparición de Grégory, un misterio 32 años después

El interés mediático por el crimen de Grégory Villemin aumentó al día siguiente del asesinato, cuando los padres recibieron una carta anónima con dos frases: «Tu hijo está muerto. Me he vengado». Como si de una película se tratara, los mensajes, firmados por 'El Cuervo' continuaron llegando a la casa de los padres hasta doce cartas después, cuando estas dejaron de llegar. 

Al asesinato, que sigue sin resolverse, le siguió un segundo asesinato por venganza y numerosos episodios en los que los familiares del pequeño fallecido se culpaban los unos a los otros. Tras reabrirse varias veces el caso sin éxito alguno, hace tan solo un mes el caso volvió a los tabloides con detención de tres familiares de Grégory: los tío abuelos Marcel Jacob y Jacqueline y la cuñada del padre, Muriel Bolle. Esta última se declaró inocente y comenzó una huelga de hambre a través de la cual pedía justicia. Ésta decidió terminar la huelga el pasado martes, el mismo día que el magistrado fue encontrado sin vida en su casa.

Andrea Morea

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