No se ha cansado Rosario (Madrid, 1963) en los últimos días de compartir en sus redes sociales la ilusión que le hacía la llegada del encuentro de hoy con Madrid y, al final, esas ganas, unidas a la expectación de un aforo completo desde hacía tres semanas, se han visto reflejadas en más de dos horas de puro espectáculo en las que el público ha bailado y cantado casi sin parar.
«Estoy en el Teatro Real, donde es la primera vez que canto y eso impresiona. Esta noche va a ser una noche de gloria porque estoy acompañada de toda mi gente, de mi familia, de todos mis artistas. Y es que hace 25 años que estoy en la música pero es que ahora me siento más querida que nunca», ha dicho la madrileña al inicio del concierto, programado dentro del Universal Music Festival.
El ánimo ya estaba muy arriba desde que «Mi piel» y «Cómo me las maravillaría yo» anunciaban el comienzo de la fiesta; una celebración a la que no podía faltar un «gato» conocido por todos que muy pronto ha maullado alegremente entre el patio de butacas y los palcos.
Enérgica y radiante, la hija de Lola Flores ha decidido hacer un repaso por todas sus canciones, «las de antes» y también «las de ahora», esas que forman parte de su último trabajo «Gloria a ti», con el que la cantante hace un guiño a sus raíces y rinde homenaje a su madre.
Entre esos nuevos temas, algunos como «Y sin darme cuenta» o «Y qué le importa a nadie» interpretados junto a los dos primeros invitados, Maui y Willy Barcenas (del grupo Taburete) respectivamente, quienes han pasado por el mismo escenario que ha presenciado la vibrante actuación de la protagonista de la noche junto al cantautor Pablo López, con quien ha ofrecido «Yo me niego».
«Eres una monstrua», le han gritado algunos de los asistentes a una artista que no ha parado de agitar las piernas y la melena con su personal estilo.
En respuesta a ese y otros piropos cariñosos, seguidos de muchos aplausos, un mensaje muy directo desvelaba la llegada de «Gloria a ti», una canción de su último álbum dedicada a «La Faraona»: «Gloria a todos vosotros, gloria a la música y gloria por dejarme estar aquí durante tantos años».
Después, ha decidido que era buen momento para «llamar» a su padre, «El Pescaílla», y lo ha hecho con todo el público en pie bailando -cómo no- «Al son del tambor», una rumba que ha dado paso a un cálido «Te quiero, te quiero» en el que la anfitriona ha estado arropada, de nuevo, por la voz de los asistentes.
«Qué bonito» marcaba uno de los primeros momentos emotivos de la noche porque Rosario se la ha dedicado a su hermano Antonio Flores (fallecido en 1995), quien, asegura, se la «mandó desde el cielo» y quien ha estado muy presente durante el concierto. Incluso, ha podido cantar con él a dúo -gracias a la tecnología- «Hace tiempo», un tema en el que las voces de los hermanos se han unido de nuevo.
«Después de esta noche no sé que va a pasar, me van a tener que poner una camisa de fuerza», ha bromeado la artista momentos después para seguir presentando a más invitados, como Niña Pastori, junto a a la que ha ofrecido una versión muy flamenca de «Algo contigo», o Adrián Martín, el joven cantante de 12 años que nació con hidrocefalia.
Y, en este orden, han aparecido tres artistas femeninas que también han regalado al público momentos memorables: Ana Torroja («Aquí, aquí»), India Martínez («Déjame ver») y Bebe («Ay mi dolores»), seguidas de un imponente José Mercé y de Marta Sánchez, considerada por Rosario como «la mejor cantante de España».
Cuando la noche parecía que no podía ir mejor, la menor de los hermanos Flores ha admitido ser «una marchosa» a la que le va «la marcha» porque así, con una de sus canciones más divertidas, se proponía desaparecer de escena, no sin antes agradecer varias veces la asistencia a una noche muy emotiva que, ha asegurado, «no olvidará».
Sin embargo, en un arrebato de alegría, la cantante ha anunciado que iba a besar el suelo del Real. Una vez hecho el gesto, el torbellino llamado Rosario Flores decía adiós cuando se cumplían dos horas justas de espectáculo.
Pero ha vuelto pronto para rematar con «No dudaría», un «himno de amor», ante los más de 1.750 admiradores que hoy han bailado, reído y cantado en el Real gracias a la energía de una fémina que lo da todo cuando pisa -y hasta cuando besa- las tablas.
EFE