La lista de necesidades de los ejércitos no se ha reducido en los últimos años y, poco a poco, se acercan las fechas tope de vida útil de muchos de los equipamientos básicos para el funcionamiento de la fuerza. Tampoco el teórico aumento de presupuesto que realizó María Dolores de Cospedal en los últimos Presupuestos Generales del Estado ha ayudado, ya que sólo ha consolidado el gasto ya previsto en los Programas Especiales de Armamento (PEAs). La necesidad de renovación que claman los ejércitos a nivel nacional, tiene también su equivalencia en los datos OTAN, que señalan a España como el tercer país de los 27 que menos gasta en defensa, solo por encima de Bélgica y Luxemburgo.
Submarinos, cazas y fragatas
La Armada es el ejército donde la lista se hace cada vez más larga y se extiende a diversas necesidades. El actual jefe de Estado Mayor de la Armada (AJEMA), el almirante Teodoro López Calderón, al igual que su predecesor, ha advertido de la necesidad de renovar muchas capacidades. “En los últimos nueve años se han dado de baja 27 buques dándose de alta siete”, explicaba en una entrevista en 'ABC'. La renovación de las actuales fragatas (Clase Santa María F-80) por las F-100 es acuciante para el AJEMA. El secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, reconoció que es “uno de los proyectos más complejos hasta la fecha” que tiene “reprogramaciones hasta el año 2028 y un total de coste del programa de 1997.50 millones de euros”. Las nuevas fragatas, según explicaba el AJEMA, serían necesaria para dentro de seis o siete años, con lo que el relevo de las actuales fragatas quedaría bastante justa en caso de que se cumplieran todos los plazos.
Pero sin duda uno de los asuntos más controvertidos en la renovación de capacidades de la Armada es el submarino S-80. El sumergible no nuclear de Navantia comenzó a planearse hace 14 años pero, por el momento, la naviera no ha conseguido terminar la primera unidad, el S-81. El retraso en el desarrollo y fabricación del submarino (ahora llamado S-80 Plus, dado que hubo que alargarlo por problemas de diseño), ha provocado que las previsiones de contar con un submarino no nuclear se retrase de forma indefinida. La última fecha que ha ofrecido el propio AJEMA es 2022, para tener plena operatividad en 2023. Además, solo el primero de los cuatro sumergibles previstos ha consumido todo el presupuesto previsto por Defensa para este proyecto, según reconocía Agustín Conde cuando presentó los presupuestos de este 2017.
La incorporación del helicóptero NH-90 navalizado y la ampliación de los Buques de Acción Marítima (quieren tener al menos 10) son otras de las ambiciones de los AJEMA de los últimos años, en los que la crisis ha afectado enormemente a las capacidades, como la baja obligada del portaaviones del Príncipe de Asturias por falta de presupuesto para su mantenimiento.
Pero uno de los principales problemas con los que se encuentra la Armada es la sustitución de los aviones de combate Harrier, los únicos de que dispone España capaces de operar desde el Juan Carlos I. La vida útil prevista de estos aviones alcanza hasta el año 2027, según las previsiones de la Armada y, por el momento, no hay sustituto oficial. Tanto el actual AJEMA como el anterior apuntan al F-35 como el único modelo que puede sustituir esta capacidad de la Armada, pero no hay una comunicación oficial que indique que se están haciendo movimientos en ese sentido. Las estimaciones de la Armada sitúan en entre 12 y 15 aparatos los que necesitará para cubrir las necesidades, según publicó el diario ‘El País’.
Para el Aire, drones y abastecimiento el vuelo
El caza de Lockheed Martin es el aparato por el que también se inclinaría el Ejército del Aire para sustituir a los F-18, el caza más moderno de que dispone la Fuerza Aérea, y cuenta con una treintena de años de servicio. La fecha tope estimada para su renovación es 2025 y se necesitarían unos 45-50 aparatos, según las estimaciones. Los Eurofighter, el programa europeo en el que participa España y del que tiene varias unidades, no son el caza que quiere la Fuerza Aérea. Pero, por el momento, tampoco se ha hecho público ningún movimiento a este respecto, pese a que la adquisición de estos aparatos es un proceso largo. El coste total de cada unidad está entre los 90 y 130 millones de euros.
Pero quizá la asignatura pendiente que más tiempo tiene entre la carta a los ‘Reyes Magos’ del Ejército del Aire son los llamados ‘tanqueros’, los MRTT (Multi Role Tanker Transport). En septiembre del año pasado, la Fuerza Aérea dio de baja su último Boeing 707, que cumplía con esta función, de modo que ahora solo los Hércules pueden cubrir esa necesidad. La compra de aviones con estas capacidades es una de las decisiones más esperadas para el Ejército del Aire, que a punto estuvo de contar con tres Airbus A-330 en el año 2015, pero la crisis impidió que se cerrara ese contrato, valorado en unos 600 millones de euros. Desde entonces, poco más se ha vuelto a saber al respecto, aunque se ha llegado a barajar la opción de alquilar aviones de este tipo. De hecho, en el despliegue de los Eurofighter EF2000 españoles en el ejercicio internacional Red Flag en Las Vegas, que tuvo lugar en febrero, España tuvo que echar mano de los 'tanqueros' italianos.
Una de las necesidades que parece ya es una realidad son los drones Reaper, una capacidad con la que ya cuentan países como Francia, Italia, Reino Unido y, por supuesto, Estados Unidos. La primera entrega del sistema RPAS MQ-9 Reaper, cuya compra se autorizó en 2015, estaba prevista a España para este año, pero parece que no será hasta el verano del año que viene cuando los aparatos estén operativos en el Ejército del Aire, que ya ha enviado a varios militares a formarse en su manejo. Además, España ya ha autorizado el primer pago a General Atomics, con lo que la entrega ya estaría en marcha.
Para Tierra, los 8×8
También el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general Fernando Alejandre, ha sido claro a la hora de hablar de las necesidades que tienen en todos los ejércitos. El JEMAD ha urgido a un aumento inmediato de la inversión “para poder garantizar un sostenimiento de la fuerza”, según explicaba en una entrevista en ‘El País’. A nivel concreto, el vehículo de combate 8×8 es la ambición principal del Ejército de Tierra para sustituir a los Blindados Medios sobre Ruedas (BMR).
El programa, que busca cumplir las funciones que ya cumple el Pizarro en las unidades acorazadas, busca tener una mayor “movilidad estratégica ya que pueden ser proyectados por vía aérea con mayor facilidad debido a su peso y una mayor movilidad operacional”, según explicaba el secretario de Defensa, Agustín Conde. Pero no será hasta 2018 cuando los primeros demostradores del VCR 8×8 lleguen a España. Se prevé que en una primera fase se adquieran 348 de un total de 1.000 vehículos de este tipo, un programa que costará 3.836,29 millones de euros (1.587,60 de ellos, para la compra; el resto, para mantenimiento).
Esperanza en los próximos presupuestos
Los anuncios de la ministra de Defensa de continuar con el compromiso con la OTAN de alcanzar el 2% del PIB de inversión en defensa hace pensar que en los próximos años muchos de estos programas (algunos en marcha, otros solo deseados) podrán verse satisfechos con un aumento en los presupuestos. Por el momento, solo se ha conseguido consolidar el gasto ya previsto en los Programas Especiales de Armamento, aunque algunas fuentes apuntan a que la intención de Cospedal es abrir brecha con ese margen ampliado y utilizar esos recursos para otros programas.
Paula Pérez Cava