El incendio forestal, que obligó a cortar la N-122, principal vía de comunicación entre la provincia de Zamora y Portugal, y amenazó con evacuar el municipio de Bermillo de Alba, tuvo dos puntos simultáneos de inicio, en Pino del Oro y Castro de Alcañices, a dos kilómetros de distancia, lo que lleva a pensar, según ha informado hoy en el lugar del siniestro el consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que fue intencionado.
La zona afectada por el fuego abarca un perímetro de unos treinta kilómetros y en ella trabajan más de trescientos efectivos y hasta quince medios aéreos de extinción, y además de la superficie calcinada ha quemado una nave ganadera en Bermillo de Alba y un vehículo autobomba de la Unidad Militar de Emergencias (UME).
El máximo responsable de Medio Ambiente del Gobierno regional, que ha visitado hoy, junto al coordinador general del PP y diputado por Zamora, Fernando Martínez-Maillo, la zona afectada por el fuego, que está estabilizado aunque no controlado, sigue en nivel de peligrosidad dos, en una escala ascendente de cero a tres, y permanecerá activo varios días, ya que existen varios punto caliente y sigue habiendo viento en la zona.
Los dos focos simultáneos de inicio estaban orientados ambos hacia la zona de más fácil propagación de las llamas que, debido al viento, avanzaron con rapidez y se unieron para formar un mismo frente, ha detallado Suárez-Quiñones.
Aunque el incendio está «sin llama», tiene «gran peligro» de reproducción debido a su amplio perímetro y a que existen muchos puntos calientes, y tardará varios días en darse por controlado debido a esas circunstancias y al viento, de 18 kilómetros de media en la zona, pero con rachas que llegan a los 40 kilómetros por hora.
En el lugar trabajan, según las horas, entre doscientos y más de trescientos medios humanos, y entre diez y quince medios aéreos, además de numerosos medios terrestres.
Las labores de extinción se centran, una vez estabilizado el fuego, en enfriar los puntos calientes y tratar de evitar que se reproduzca el fuego.
Entre las cerca de 2.500 hectáreas que, según la estimación inicial, se han quemado, figura principalmente superficie de pasto y matorral, aunque también hay unas 450 hectáreas de arbolado, trescientas de ellas de encinar.
De la superficie quemada únicamente 28 hectáreas pertenecen al parque natural de los Arribes del Duero, enclavado en la reserva de la biosfera Meseta Ibérica y con «alto valor paisajístico y ecológico».
Suárez-Quiñones ha llamado a la colaboración ciudadana para dar con los posibles autores de los incendios porque «esos criminales tienen que ser delatados».
Redacción