viernes, octubre 4, 2024
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La jueza que lleva el caso de Lucía Vivar manda revisar nuevas informaciones

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La familia de Lucía Vivar Hidalgo nunca creyó la versión oficial sobre la muerte de la pequeña malagueña. Un mes y medio después de que un tren atropellara supuestamente a la niña en la estación de Pizarra, Málaga, las dudas comienzan a hacer mella incluso en la magistrada del caso quien ya no está tan convencida de que la muerte de Lucía fuera accidental. En los últimos días, ésta ha ordenado a la Guardia Civil que realice las investigaciones que los padres de la pequeña llevan pidiendo desde que el 27 de julio desapareciera su hija de tres años aparecer sin vida unas horas más tarde en las vías del tren.

Cuatro kilómetros separaron a Lucía de sus padres la noche del 26 de julio. Según la versión oficial elaborada por la Guardia Civil, la niña caminó sola durante 4,2 kilómetros por las vías del tren hasta que, cansada, decidió acurrucarse entre los raíles. Al día siguiente, el primer tren de las 6.34 de la madrugada golpeó a la pequeña en la cabeza, lo que le provocó un fuerte traumatismo craneoencefálico que le causó la muerte en el acto. 

Sin embargo, Almudena Hidalgo y Antonio Vivar, los padres de Lucía, nunca se creyeron la versión oficial elaborada por el equipo forense inicial. Éstos consideran imposible que la niña pudiera caminar durante más de cuatro kilómetros sobre piedras con unas «simples» chanclas de plástico. Por este motivo, la familia encargó al criminalista catalán Lluís Duque, profesor universitario y especialista en Investigación y Policía Científica de los Mossos d’Esquadra, la realización de un nuevo informe sobre la noche que desapareció Lucía.

Este nuevo auto refleja una serie de datos a través de los cuales se muestra cómo Lucía no pudo acabar por su propio pie a cuatro kilómetros de donde desapareció tan solo unas horas antes. Además, el estudio añade que la niña murió “tres o cinco horas antes” de la establecida y que fueron bastantes las negligencias que cometieron los agentes forenses que se trasladaron al lugar de los hechos, entre ellas la toma de temperatura del cuerpo que no se realizó en el lugar en el que apareció el cuerpo de la pequeña sino posteriormente, cuando ya se encontraba en el vehículo forense.

En el escrito, también se le pide a la jueza del caso que mande investigar cómo llegó el chupete de la pequeña al lado de las máquinas expendedores de billetes de la estación cuando Lucía nunca se lo quitaba. De hecho, el objeto apareció en la dirección opuesta a la que supuestamente se habría dirigido la niña.

Sin embargo, ésta no es la única evidencia que busca la familia ya que la noche que Lucía desapareció, una familia cuya residencia se encuentra cercana a las vías del tren, aseguró en su momento que la alarma de su coche saltó la madrugada del 27 de julio. Este hecho llamó la atención de sus dueños quienes en más de diez años que llevaban con el vehículo, nunca les había saltado la alarma. Además, en el informe, el criminalista pide que se revisen las cámaras de seguridad de una gasolinera y de un almacén de construcción que se encontraba en la ruta seguida por Lucía y que en su día no fueron analizadas.

La familia de la pequeña no quiere tomar todavía ninguna “postura oficial” aunque asegura que existen “muchas dudas” sobre cómo llegó Lucía al lugar dónde, finalmente, acabaría tendido su cuerpo sin vida. En este sentido, aseguran que es muy difícil que anduviera más de cuatro kilómetros ella sola y que no presentara ningún rasguño en los pies. La noche que la pequeña desapareció había luna nueva por lo que la oscuridad era prácticamente total. En esta oscuridad, Lucía, de tan solo tres años de edad, tuvo que evitar varias zonas peligrosas, puentes, piedras, cables eléctricos y agujeros. Los vecinos y familiares de la fallecida han reiterado en varias ocasiones que durante la búsqueda, ellos mismos tuvieron dificultades para andar por los raíles. Además, en los 4,2 kilómetros que recorrió la pequeña, ningún vecino logró ver ni escuchar nada a pesar de que sus casas colindasen con las vías.

Además, la magistrada del caso, que ha pedido volver a revisar las pruebas basándose en este nuevo informe, ha solicitado que se mejore la calidad de las únicas imágenes -grabadas por una cámara de Adif- en las que se puede ver a la pequeña malagueña de tres años, primero corriendo y, luego, andando. Todos estos nuevos datos e investigaciones, aún no corroborados, pueden dar un giro de 180º en la investigación y concluir qué le pasó a Lucía el 27 de julio de 2017.

Andrea Morea

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