El 18 de septiembre de 2016, un suceso turbó la tranquilidad del pequeño pueblo de Pioz, en Guadalajara. Los cuerpos de dos padres, Marcos Campos y Janaína Santos, y sus dos hijos, María y David, aparecieron descuartizados en cuatro bolsas de la basura en una de las viviendas del municipio. La crueldad, la limpieza y la frialdad con la que se cometió el crimen provocó que la Guardia Civil trabajase en un primer momento con la hipótesis de que un grupo de sicarios hubieran sido los culpables. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, ya que un mes después, el asesino del cuádruple crimen de Pioz era identificado y detenido como Patrick Nogueira, el sobrino del matrimonio fallecido.
Desde que éste fuera detenido el pasado mes de octubre, el brasileño ha permanecido en la prisión de Estremera donde, según ha reiterado La Vanguardia en varias ocasiones, mantiene una relación de amistad con el preso José Bretón, condenado en 2013 a 40 años de cárcel por el asesinato de sus dos hijos de seis y dos años. A lo largo de este año, Nogueira se encuentra todavía a la espera de que se fije una fecha para la celebración del juicio, el cual no puede aún concretarse por la falta de una pieza clave: las zapatillas deportivas que Patrick usó el día que cometió el crimen.
El 17 de agosto de 2016, Patrick Nogueira, deportista y apasionado del fútbol, se puso sus deportivas de siempre para coger un autobús desde Madrid que le llevase hasta el número 594 de la calle de Los Sauces en Pioz, Guadalajara, vivienda en la que vivían sus tíos con sus dos hijos pequeños de uno y cuatro años. Movido por una venganza pasional hacia su tía, asesinó a la familia en el piso y luego los descuartizó. “He envuelto cada cuerpo en cuatro bolsas y les he pasado cinta americana para que no se rompan”, confesó Patrick a Marvin, un íntimo amigo suyo.
El asesino durmió en la vivienda después de limpiar la casa y salió a la mañana siguiente con sus deportivas puestas. Sin embargo, no se percató de que en el suelo del salón había unas huellas con sangre que habían dejado sus zapatillas. Él no se dio cuenta y nadie le vio salir. Patrick pensaba que había cometido el crimen perfecto y durante casi un mes volvió a hacer su vida con normalidad tras regresar a Brasil.
El crimen había pasado inadvertido hasta que el 15 de septiembre, el dueño del chalet que había alquilado el piso a la familia brasileña mandó una carta al alcalde de Pioz donde le explicaba que llevaba un mes sin noticias de Marcos y de Janaína y que los vecinos le habían dicho que “había un olor fuerte que aumentaba con el paso de los días”. Dos días después, un equipo de la Guardia Civil entró en la vivienda de Pioz y descubrió las bolsas de basura en el salón.
Tras una ardua pero rápida investigación llevada a cabo por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, en octubre descubrieron que Patrick fue el verdadero asesino del cuádruple crimen de Pioz. Finalmente, el 20 de octubre el propio Patrick decidió entregarse a la policía española. Sin embargo, la velocidad con la que se resolvió el crimen no ha sido la misma con la que se ha producido el juicio. “Todavía no se han entregado todas las pruebas necesarias desde Brasil, como las zapatillas deportivas con las que cometió el crimen y el ordenador personal”, confirman fuentes cercanas al caso a Estrella Digital. “Se ha pedido una comisión rogatoria a Brasil para que envíen los objetos necesarios”, continúan las mismas.
Lo único en claro que se ha confirmado sobre el juicio es que un jurado popular será el encargado de decidir sobre la culpabilidad de Patrick. La Fiscalía ha pedido la pena máxima bajo petición de Walfran Campos, el hermano del fallecido y tío del detenido.
Tras su detención, al brasileño de tan solo 20 años le diagnosticaron una “personalidad psicótica, falta de remordimientos y de empatía”. De hecho, éste todavía no ha mostrado arrepentimiento alguno. Mientras tanto, éste continúa en la cárcel de Estremera a la espera de un juicio que, por ahora “desgraciadamente no tiene fecha cercana”.
Andrea Morea