Era media mañana del 17 de Septiembre de 2012, hace cinco años, Esperanza Aguirre anunciaba que abandonaba la política activa y dimitía como presidenta de la Comunidad de Madrid. Cinco años después, nada es igual en el PP madrileño ni en la Comunidad de Madrid.
Las tres dimisiones de Esperanza Aguirre
La segunda dimisión de Aguirre fue en febrero del 2016, casi año y medio después de que su otro gran colaborador, consejero y secretario general del PP madrileño, Francisco Granados, fuera imputado en el caso Púnica. Antes, otro de sus consejeros, Alberto López Viejo, fue imputado por la trama Gürtel; En este caso abandonaba la presidencia del PP, tras la entrada de la Guardia Civil en la sede del PP madrileño.
El pasado 24 de Abril, Esperanza Aguirre anunció su dimisión como concejala y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, a consecuencia del encarcelamiento de su sucesor en la presidencia de la Comunidad, Ignacio González. Aguirre que dijo sentirse «engañada y traicionada» , asumió la responsabilidad por no haber vigilado a González.
En un Desayuno de Estrella Digital, el moderador le preguntó, al hilo de las noticias sobre corrupción: ¿Se siente responsable, concernida y afectada? Su, respuesta fue “Sí a las tres cosas”.
Las dos o tres “ranas”, las decisiones sobre nombramientos personales que le habían salido mal, en realidad han sido muchas más, y se ha extendido la sensación de impunidad en el periodo de las mayorías absolutas de los conservadores madrileños.
El viernes pasado, dimitía Carmen Álvarez Arenas como diputada en el Congreso por ocultar bienes y haber recibido subvenciones para sus empresas del departamento en el que trabajó, entre septiembre de 2005 y enero de 2008, con Esperanza Aguirre como presidenta.
El 2 de Mayo de Cristina Cifuentes
El pasado mes de Marzo, dos años después de las elecciones, Cristina Cifuentes lograba asaltar el partido. “No podemos volver atrás, ni quedarnos anclados en el pasado”, dijo. La era Cifuentes en el partido se iniciaba del mismo modo que en la Comunidad: con dos elecciones personales nítidas Ángel Garrido y Jaime González-Taboada, secretario y coordinador general de la formación, consejeros de Presidencia y Medio Ambiente, respectivamente.
Sin embargo fue el Dos de Mayo, una semana después de la dimisión de Aguirre como concejala, cuando Cristina Cifuentes ajustó cuentas: apeló a la la honestidad ante los casos que «avergüenzan» a los partidos políticos y se reivindicó como la líder de la regeneración democrática en la Comunidad de Madrid, donde «el tiempo de los corruptos ha llegado a su fin».
La desaparición del “liberalismo”: Emergencia social, sanidad y desbarajuste
¿ Es la ausencia de Aguirre o es gobernar en minoría? Sea por lo que fuere, el liberalismo de Aguirre, no exento de intervencionismos modelo Caja Madrid, ha sido sustituido en la agenda del PP madrileño por una política no más centrada, sino menos ideologizada y más vinculada al sector público.
El cambio, posiblemente, se reduce a la renuncia a las privatizaciones y externalizaciones que difícilmente serían aceptadas por un parlamento sin mayoría del partido del Gobierno y, también, a cierta reducción de las alegrías fiscales que los gobiernos de Aguirre daban a las rentas más altas.
Sin embargo, el gobierno no parece tan eficaz como las proclamas regeneradoras que, por otra parte, tampoco han producido demasiados cambios organizativos ni estructurales
El empleo, el reto del que Cifuentes siempre pone a la cabeza de su política no acaba de obtener un perfil nítido de recuperación. El mes de Agosto vio la pérdida de 35.045 empleos y Madrid fue la la segunda Comunidad Autónoma donde más cae la afiliación a la Seguridad Social, tras Cataluña. La Comunidad de Madrid suma dos meses en los que pierde 48.600 afiliaciones a la Seguridad Social, con el 85% de los contratos temporales.
La Comunidad de Madrid dispone de una de las medias salariales más altas de España, pero esconde que más de 700.000 trabajadores perciben salarios inferiores a los 600 euros al mes y un 21,4% de su población vive en riesgo de pobreza o exclusión social.
El cambio político madrileño, sea la política de Cifuentes o su imposibilidad de impulsarla en minoría, determinó el final de la joya del liberalismo madrileño: la privatización de la sanidad.
Sin embargo, tras el fallido intento de privatización llevado a cabo por anteriores gobiernos y los diversos bandazos en política sanitaria, son crecientes las quejas sobre la gestión de la sanidad madrileña, dirigida por un Consejero reprobado por el parlamento regional, y protagonista de no pocas polémicas.
Muchos sectores políticos – incluidas algunas voces críticas del PP, no aguirristas- señalan que la concentración de decisiones en pocas personas y el control de la Comunidad – y la comunicación de sus departamentos- por la oficina de Cifuentes, produce la lentitud de la gestión administrativa, retraso en las decisiones y cierto desbarajuste en la gestión.
Cinco años después de la dimisión de Aguirre y dos años después de anunciarse el cambio, la Comunidad de Madrid no parece haberse transformado demasiado. La lentitud del cambio es más que notable.
No obstante, la debilidad de las fuerzas de la oposición – cada una por distintas razones- da a Cifuentes un respiro que la nueva presidente refuerza con más de un gesto populista, tanto dentro del partido como en su comunicación personal.
El remedo de conflicto con Rajoy en el último Congreso del partido, a cuenta de las primarias, respondía a ese tipo de gestos destinados a ambos públicos. En realidad, lo del conflicto con Rajoy no deja de ser una técnica muy «aguirrista».
Domingo Labrador