lunes, noviembre 25, 2024
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La respuesta de Estado impulsa el ‘Plan B’

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Ya no se habla de referéndum sino de libertades civiles. Los independentistas, desbordados por la respuesta de estado y presionado por sus cargos públicos, que temen por su futuro político y su patrimonio, compran parte del discurso de la “movilización” del que habla Colau y dejan el referéndum en manos de los radicales.

El mismo día que los Alcaldes independentistas anunciaban resistencia, el Govern preparaba la publicación en el Boletín Oficial de la Generalitat del acuerdo de suspensión del Referéndum, evitando de forma algo burda la desobediencia administrativa, y el final de la carrera del funcionario responsable.

El Efecto Roures

Esta misma mañana, Podemos se ha postulado para ocupar el espacio equidistante. Iglesias convocaba una “Asamblea de cargos públicos” – de todas las formaciones políticas, excepto el PP,-  para discutir una salida al “desafío soberanista”: el referéndum pactado, que pidieron por carta Puigdemont y Colau.

“Nos deja en pelotas” dice en un wasap un federalista de los empeñados en estos días en combatir el referéndum unilateral y que cree que lo importante es combatir la unilateralidad y las prácticas de decisión del Govern y los independentistas.

Los convocantes del referéndum consideran que prescindir ya del referendum convocado es un error político. Eso si, amplios sectores del PDeCat consideran que puede no ser la única propuesta; la fuerza de las medidas de estado sobre los cargos públicos que impulsan el referendum ilegal está haciendo mella en esos sectores que ven en riesgo su carrera política y están instando a Puigdemont a una elecciones que salven esta circunstancia. 

La propuesta de Pablo Iglesias camina en la dirección de los acuerdos que se adoptaron en la cena organizada por el empresario Jaume Roures, mecenas de Podemos, los líderes de ERC, Comunes y Podemos.

El acuerdo consistía en un escenario post referéndum, tras unas elecciones, presidido por Junqueras, con el apoyo de Comunes – con Podemos integrados en ellos- y una propuesta que pudiera seducir al PSC.

El tripartito defendería una reforma de la financiación, una ampliación del Estatut, la plurinacionalidad y, en la hipótesis de una derrota electoral del PP, un referéndum pactado.

El PDeCAT atrapado

Los procedimientos legales son lentos pero inexorables. La obsesión de los cargos públicos de la reconvertida convergencia es no ser inhabilitados. Solo al convocatoria electoral podría retrasar este escenario enfrentando a la fiscalía con el voto popular.

Esta es la reflexión que han transmitido a Puigdemont : “no nos queremos ir contigo” le han dicho a un Presidente que no fue elegido en las urnas, sino en un rocambolesco acuerdo con la CUP, y que ha declarado que no volvería a presentarse.

Sin embargo, estas elecciones favorecen a Esquerra, piensan los antiguos convergentes. El Pacto de “Junts pel Si” parece irrepetible y, lastrados por el 3%, el PDeCAT está en riesgo de irrelevancia electoral.

Si no quiere hacerle el juego al ERC, los nacionalistas solo tienen un camino: radicalizar el escenario de mano de la CUP, para desacreditar socialmente a Colau y, de paso, a Esquerra. La CUP es la encargada de las dianas, los escraches, la violencia callejera y la resistencia antipolicial. A cambio, el “negoci es el negoci”,  la CUP parece haber trasladado a sus imprentas el negocio de la propaganda del referéndum.

Las dudas de Sánchez

El PSOE está formando parte evidente del bloque constitucional. Un apoyo que el PP “ha sentido”, a pesar de que Sánchez ha renunciado a una foto con Rajoy y Rivera.

Además, el PSOE ha reducido su oposición al recurso al 155. Ya no es una medida “cruenta” como Oscar Puente la calificara en verano. Esta misma mañana, solo era “no deseable”, al tiempo que el referéndum pactado era, según el mismo portavoz, una propuesta no realista.

Sin embargo el plan B de ERC, Comunes y Podemos le arrebata una parte de su discurso – la plurinacionalidad, competencias, financiación – y esconde una trampa: el referéndum pactado.

En el PSOE creen que es demasiado pronto para desbrozar ese camino, dejando solos a PP y Ciudadanos en defensa de la Constitución. Al fin y al cabo los sondeos no castigan precisamente su posición.

El PP no necesita plan B

“Rajoy no hace planes B” dicen desde Génova. Si algún día hay una situación nueva, el PP se moverá dicen en el entorno del presidente.

No se descarta que tengan que echarle una mano a Puigdemont para que no quede en manos de los radicales, o se vea abocado a una derrota electoral, tras el 2-O , y pactar escenarios competenciales y financieros, en la línea de las propuestas de Soraya Sáenz de Santamaría, exploradas durante meses, y nunca rechazadas completamente por el President.

Pero no será después de redondear la imagen de firmeza y la fuerza de estado que Rajoy está demostrando y que le mantiene, según todos los sondeos, en un buen tono electoral, Rajoy y Montoro desearían un nuevo presupuesto para concluir la legislatura, pero con la prórroga de los anteriores, el PP no tiene, a fecha de hoy, miedo a unas elecciones anticipadas,

Domingo Labrador

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