Un brillante y valiente, todo hay que decirlo, artículo de Albert Soler describe en el Diari de Girona la opinión que, a buen seguro, mantienen buena parte de la ciudadanía gerundense.
Soler comienza señalando: “Hay que empezar con un mensaje a los televidentes que el domingo vieron a Puigdemont en Salvados, sean de donde sean, de Cataluña o de España: no todos los gerundenses somos idiotas”.
“Sé que cuesta creerlo. Podría recordar ilustres, como Plan; o Monturiol, inventor del submarino; o Cugat, capaz de casarse cinco veces para así acostarse con cinco mujeres de bandera; o Dalí, que tiene el mérito de no haber engendrado a Pilar Abel”.
“De nada servirá, afirma Soler con cierto pesimismo, los gerundenses hemos quedado marcados. Puigdemont hizo bueno el principio de Peter, según el cual todo empleado sube de categoría hasta llegar a la incompetencia, a aquello para lo que no está capacitado”.
La ironía del articulista no desmerece la valentía del artículo cuando afirma: “Está tan acostumbrado a las entrevistas en TV3, que entró en el plató con la bragueta abierta para facilitar el trabajo al entrevistador, y cuando vio que Évole hacía de periodista, ya era demasiado tarde”.
“Quedaba sólo balbucear palabras inconexas” afirma Soler con cierta desesperanza que remata en párrafos siguientes: ”El sábado el Girona se clava dos goles en propia puerta, y el domingo el presidente gerundense se marca tres, también en su portería. Los catalanes tienen excusa, ellos nunca votaron Puigdemont, fue puesto a dedo, no son responsables de un irresponsable. Los gerundenses no, los gerundenses lo eligieron alcalde, lo que hace matizar la afirmación inicial: no todos somos idiotas, pero hay que ver los que hay”
“Y venga preguntas de Èvole. Y venga ridículo. Yo, que mal me pese soy gerundense, pasaba tanta vergüenza que acabé poniendo la abeja Maya”…. «mejor presidenta sería». Y uno siente tanta desesperanza como Soler que no puede sino enviarle un abrazo solidario.
D.L.