El líder de la primera fuerza de la oposición apenas ha comparecido tras el referéndum ilegal convocado en Cataluña. Ni siquiera para criticar en público lo que ha hecho en privado – la radicalidad de la violencia policial-.
Tras su reunión con Rajoy solo un escueto comunicado da cuenta de una conversación en la que no se expresa el apoyo de Estado contra la secesión; eso si, el PSOE se apunta al relato populista y solicita la reprobación de la vicepresidenta del Gobierno por la actuación policial.
La ciudadanía española no sabe si la izquierda constitucional apoya la defensa de la unidad de España. Asustada por la estrategia electoral de los populistas y los nacionalistas catalanes, los dirigentes socialistas han utilizado sus escasas apariciones previas al referéndum ilegal para acusar de electoralismo al Partido Popular.
PSOE, sindicatos y federalistas
El mismo día del referéndum ilegal, Sánchez abandona la presión sobre el independentismo para exigir al PP lo mismo que Puigdemont: una negociación.
Los alcaldes socialistas – sin ayuda ni firmeza estatal- solo podían sucumbir. El mismo día del referéndum la alcaldesa del Hospitalet se apunta de inmediato a la crítica a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y el alcalde de Pineda del Mar se apunta a la expulsión de policías de los Hoteles de su Municipio.
Con bronca interna – y el rechazo de importantes secciones sindicales, como la de SEAT- las direcciones catalanas de los sindicatos se han apuntado a una “huelga política”, soporte de una declaración unilateral de independencia, sin que las direcciones estatales hayan podido evitarlo.
El Federalismo de izquierda catalán –en España se supone ejercido por Sánchez- ejecutó su canto del cisne en la intervención de Coscubiela y algún acto simbólico previo al referéndum. La misma mañana del domingo eurodiputado y exdiputado se pusieron al servicio del populismo nacionalista, sin límites de ninguna naturaleza.
Colau se queda con lo que se mueve
No hacía falta mucho para empujar a Iglesias al populismo nacionalista. Privado de la mayoría de su partido en Cataluña, que engrosaba las filas del soberanismo hace meses, solo le quedaba formar parte de la formación de Colau, cuya única diferencia con el independentismo es la de evitar su inhabilitación.
La agenda populista atrapa a Sánchez
Cumplido este paso, el único interés de Iglesias es aprovechar la presencia, que se supone breve e inconsistente de los nacionalistas catalanes en el Congreso, para presionar al PSOE en la dirección de la censura a Rajoy.
La declaración unilateral de independencia, si va acompañada de cierta coherencia nacionalista, aunque no sería sorprendente que mantener el salario venciera a la coherencia, supondría una prima de mayoría al PP. Y ese es el plazo de que dispondría Sánchez.
En todo caso, la suma del populismo nacionalista y el radical español es la operación que camuflaba “el procés” para sepultar a la izquierda constitucional. Desparecidos PSUC, Iniciativa y PSC en Cataluña y absorbidos sus sindicatos, solo quedaba atrapar a Sánchez en una agenda electoral.
Una vez que Constitución, transición, Estatut y consensos parecen abandonados por Sánchez, las estrategias electorales autónomas de la izquierda constitucional habrán desaparecido para depender de una competencia en el ámbito radical, que parece ser la apuesta del secretario general de los socialistas.
Desconcierto en el PSOE
El silencio de Pedro Sánchez –con un referéndum ilegal realizado, una declaración de independencia anunciada y una huelga política en curso- resulta difícilmente comprensible para la militancia socialista que, en general, apenas ha conocido la declaración institucional realizada la noche del día 1 de octubre por su secretario general.
La equidistante posición de Iceta que exigió a Puigdemont y a Rajoy que dimitan o convoquen inmediatamente elecciones «si no son capaces de restablecer la normalidad», que parece ser el camino adoptado por Sánchez, no parece ser muy comprendida en un partido que ha pasado al silencio, y parece aceptar una posición subalterna en la agenda política.
Domingo Labrador