El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha mostrado contrario a la negociación para resolver el desafío independentista catalán pues, ha dicho, «la unidad de España no se negocia» y «bajo el chantaje no se puede construir nada».
Mariano Rajoy ha afirmado en una entrevista concedida a 'El País' que «mientras no se vuelva a la legalidad, yo desde luego no voy a negociar». El presidente del Gobierno manifiesta tajantemente que impedirá «que cualquier declaración de independencia se plasme en algo» y que «España va a seguir siendo España y lo va a seguir siendo durante mucho tiempo».
Asegura Rajoy que el Gobierno «lo único que tiene», y el Gobierno catalán lo sabe, «es la idea de que no se puede dialogar sobre la unidad de España, ni mediar ni ser objeto de mediación, ni negociar con la amenaza de romper la unidad» del Estado.
A lo largo de la entrevista, reitera que España «no se va a dividir en absoluto» y que el Gobierno empleará «todos los instrumentos que nos de la legislación» para lograrlo. «El Gobierno tomará las decisiones que tenga que tomar en el momento preciso», asegura Rajoy y continúa tajante: El que tiene que tomar la decisión debe hacerlo con prudencia y siendo consciente de las consecuencias de la decisión que toma».
Rajoy condiciona esa toma de decisiones al cese de las «amenazas» independentistas que, dice, hacen «muy difícil» que el Gobierno adopte cualquier medida para acabar con la crisis catalana.
Entre las posibles soluciones que se barajan, no descarta el artículo 155 de la Constitución porque lo contempla la ley, pero ponerlo en práctica «a su tiempo», aunque para él «lo ideal» no es adoptar medidas «drásticas», sino que en Cataluña se produzcan «rectificaciones».
De lo que se muestra seguro es de que el Gobierno de España anulará una eventual declaración de independencia catalana y se encargará de que «no entre en vigor nunca». Para Rajoy nunca existió el referéndum independentista pues considera un error hacer una consulta popular en la que se ponga «en tela de juicio la soberanía nacional» y porque asegura que los promotores del 1-O sabían «positivamente» que el Gobierno de España nunca lo autorizaría.
También lamenta la falta de diálogo del presidente catalán, Carles Puigdemont, que ha dado lugar a esta situación y su negativa a participar en los grupos de trabajo: «Es muy difícil negociar con quien no tiene más que un objetivo y es incapaz de moverse ni un centímetro», afirma.
Asegura el presidente que la Guardia Civil y la Policía Nacional continuarán en Cataluña «mientras las cosas no vuelvan a la normalidad». A su vez, opina que es «imprescindible» que el Gobierno cuente con el «mayor respaldo posible» de los grupos políticos en este momento y que en eso coinciden el PP, el PSOE y Ciudadanos, pero descarta un gobierno de concentración porque «sería suficiente que fuéramos juntos todos».
Preguntado si el PSOE y Ciudadanos «aceptarían medidas más duras» para defender la unidad del Estado, responde que «estamos hablando» de ello, pero recalca, «la independencia no se va a producir». «Sobre todo tengo la obligación de mantener la calma. Es mi máxima obligación aunque sea un momento difícil porque si no mantengo la calma puede que me equivoque en la decisión que tengo que tomar«, afirma el presidente. Y añade: «estando en mi situación lo que no puedo hacer es decidir en caliente» ya que «tengo una última obligación, que es acertar y que probablemente sea lo más difícil de todo».
Rajoy defiende la actuación policial el 1-O y sobre la actitud de los Mossos d'Esquadra en esa jornada, declara que la Generalitat ha hecho «un daño muy importante» a su prestigio y que serán los jueces los encargados de dirimir si la actuación de la policía autonómica «ha sido correcta o no».
Respecto al mensaje del rey a los españoles, el presidente considera que no le pareció que estuviera dirigido al Gobierno y que Felipe VI dio su «posición» sobre el acontecimiento «más importante desde hace muchos años en nuestra patria».
Responde Rajoy con un rotundo «no» al ser preguntado si se ha plateado adelantar las elecciones generales en España y asegura que le parece «un disparate esa posibilidad, porque sería malo» para el país y un mensaje «pésimo para nuestros socios europeos».
Por útlimo, acerca de Europa, considera que la UE «tiene que ganar esta batalla» que plantea el movimiento independentista catalán pues los valores europeos están «en juego», aunque se muestra convencido de que los gobiernos de la unión están juntos en la defensa de la Constitución y en el cumplimiento de la ley.
EFE