domingo, noviembre 24, 2024
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Las primeras víctimas ‘mortales’ del afán soberanista de Puigdemont

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El afán soberanista de Carles Puigdemont y compañía no sólo está llevando a grandes empresas a cambiar de domicilio sino que está provocando también que pequeños empresarios empiecen a sufrir las consecuencias, «estamos viendo cómo mes tras mes va reduciéndose la compra de nuestras elaboraciones en los establecimientos del resto de España. No existe un boicot activo hacia nuestros productos, pero injustamente hay cansancio y rechazo hacia Cataluña».

Este es el mensaje de alerta que ha lanzado Roberto Ruiz, un pequeño empresario barcelonés que se dedica a la elaboración artesana de olivadas -paté de aceitunas- y que ha visto cómo en el último año ha caído un 70 % su facturación fuera de Cataluña, su principal mercado.

Desde su pequeño obrador de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), Roberto y su pareja elaboran de forma casera estas cremas de oliva molida, también conocidas como tapenades, que posteriormente distribuyen en tiendas gourmet de toda España, como Cádiz, Girona, A Coruña, Valladolid, Madrid, Salamanca o Pollença (Baleares).

En declaraciones a Efe, Ruiz asegura que la supervivencia de esta pequeña empresa familiar está en peligro ante la continua caída de las ventas, que atribuye exclusivamente al cada vez mayor rechazo al producto catalán que se está produciendo en el resto de España coincidiendo con la deriva independentista del Gobierno de la Generalitat.

«Este mes de septiembre hemos vendido un 70 % menos que el año anterior, estamos en una situación límite», afirma Roberto Ruiz, que recuerda que sus olivadas han sido reconocidas por la Guía Repsol entre los mejores alimentos no perecederos de España en la sección de patés y tarrinas.

«Tenemos el mejor producto de su gama en Europa y nos estamos muriendo porque no nos compran», lamenta el empresario, que ha enviado una carta de «auxilio» a sus clientes, las tiendas 'delicatessen', pidiéndoles que promocionen «activamente» los productos catalanes.

«Los emprendedores de Cataluña también tenemos derecho a la existencia, a pesar de nuestros malos gobernantes», señala Ruiz, que ve «injusto» que por causas ajenas a las empresariales tenga que cerrar la compañía.

En general, la misiva de Ruiz ha sido bien recibida por parte de los establecimientos, que le han animado a seguir adelante y se han comprometido a hacer lo posible para que no se dejen de comprar olivadas por su origen catalán.

«Ciertamente, no podemos evitar que algunos de nuestros clientes seleccionen el origen de los productos, pero en nuestra tienda animamos a que el origen no condicione la compra porque conocemos bien a nuestros proveedores», ha respondido a Roberto Ruiz la propietaria de una tienda gourmet.

Otras empresas catalanas, en cambio, han recibido molestas la carta de Ruiz por su contenido político y así se lo han hecho saber: «Creo recordar -explica una en un correo- que tenemos un pedido de sets de mini olivadas pendiente. Siento decirle que cancelamos el pedido a nuestro pesar. Un cordial saludo».

Otras empresas alimentarias catalanas han sufrido en los últimos años un boicot en el resto de España a causa de la situación política, como es el caso de los productores de vino y cava Freixenet y Codorníu.

Las dos compañías temen que la tensión política que se vive por la deriva independentista de Cataluña agraven nuevamente la situación, a las puertas de la campaña de Navidad, la época de más ventas para ambas empresas.

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