¿Dónde está TV3? Era el clamor de los manifestantes de la manifestación en favor de la unidad de España en Barcelona. Está en la bancarrota, «con fondo de maniobra negativo» por casi 13 millones, tras recibir más de 500 millones de euros en los dos últimos años del Gobierno catalán en plena deriva soberanista. Parte de esos fondos han ido al bolsillo de la empresa privada que ha actuado como soporte mediático de las dos consultas ilegales: Mediapro.
Los vínculos entre Mediapro y TV3 son tan estrechos que durante años ha sido el casero de la televisión catalana al alquilarle platós directa o indirectamente (a través las productoras que contrata, en buena medida vinculadas al grupo) en diversos edificios de su propiedad.
Es el caso del edificio Imagina de Barcelona. Es propiedad de una firma Mediacomplex, participada en un 33% por el Ayuntamiento de Barcelona y Rilson (66%), filial de Mediapro.
Fue constituida en 2004 por acuerdo con el equipo municipal barcelonés del PSC -con estrechos vínculos con Mediapro, al igual que el PSOE gobernante en Madrid-, para levantar dicho edificio en el número 177 de la avenida Diagonal. Esta sociedad pretende subastar todas sus acciones para salir de su atolladero económico. Mediapro adeuda dos millones al ayuntamiento que hoy preside Ada Colau por impagos de rendimientos de inversión.
Esta firma mixta sufría un fondo de maniobra negativo en 2015. Y ello pese a que recibió gratis el suelo para el edificio del Ayuntamiento, que sólo tiene dos empleados, y que posee unos activos inmobiliarios valorados en 52 millones. Pero frente a unos ingresos anuales de 5 o 6 millones por alquiler de platós y oficinas pesa como una losa una deuda de más de 63 millones.
Parte de sus ingresos derivan de TV3 directa o indirectamente. En dicho dicho centro se han producido espacios de gran éxito como el gran dictat, tot o res y la Sagrada Familia para TV3.
Pero TV3 también ha tenido como casero a Mediapro, para sí o sus productoras, en su edificio de Espluges de Llobregat, y que ya ha vendido a un grupo inversor. Alí han sido rodadas escenas de diversas series con destino a la televisión pública catalana como Riera. La vinculación ha sido tan estrecha que cuando había huelgas TV3 se computaba dicho centro: «el seguimiento de la huelga es prácticamente total entre los trabajadores de las empresas del grupo en el edificio Imagina de Esplugues«.
La sede de Mediapro en Esplugues ha sido tan de TV3 que ha figurado en su convenio colectivo: «Cuando los trabajadores sean convocados para trabajar en los platos de IMAGINA en Esplugues de Llobregat y acudan allí directamente, se les computará el inicio y el final de la jornada en estos lugares. En aquellos casos en que un trabajador esté asignado por un período no inferior a un mes a las instalaciones de IMAGINA tendrá que iniciar y finalizar necesariamente su jornada en estas instalación».
Así lo previó Roures cuando anunció el proyecto en 2004: declaró que ya se había llegado a un acuerdo con la televisión autonómica para utilizar los platós de las futuras instalaciones «porque los suyos están saturados». Allí tiene su sede la Fundació La Marató de TV3, que tiene como objetivo principal fomentar la investigación biomédica a partir de los fondos económicos obtenidos en el programa la Marató.
Otro tanto, casero directo o indirecto, ha ocurrido con una tercera instalación de Mediapro. En los platós de Mediapark-2, ubicados en Cornellà (Barcelona), se ha rodado Bocamoll, de Antàrtida para TV3 o Infieles.Y su filial Zeligstudio ha diseñado marcas e imagen para los canales K3 y 33 de TV3.
El gasto anual de alquileres de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), que engloba a la radio catalana pública y a TV3, supone más de 5 millones de euros. Una cifra menor en un mar de inyecciones públicas de más de 230 millones anuales, pero relevante cuando la corporación litiga en los tribunales para no pagar salarios adeudados a sus trabajadores por más de 20 millones de euros y debe otros 60 millones a Hacienda. Los compromisos de compra de producciones ajenas superan los 57 millones de aquí al 2021.
Al margen de lo que TV3 haya podido pagar por alquileres directos a Mediapro, algo sólo enunciado en sus cuentas, sus productoras han de facturarle sus costes de platós de dicho imperio mediático. Esto elevaría el pago de alquileres a cifras que no detalla TV3.
Unos ingresos que pueden sumarse o solaparse con el único dato conocido: Mediapro ha llegado a facturar 23 millones al año por series producidas para TV3. Actualmente, tiene contabilizados como fondos de producción y derechos de emisión más de 36 millones.
Estos ingresos, siendo ya abultados, no son los únicos que recibe Mediapro procedentes de TV3. No computan sus derechos de transmisiones deportivas, ni el uso de tecnología, cámaras, satélites o unidades para directos, ni diseños de marca …etcétera. Sólo en derechos de futbol TV3 abona más de 13 millones de euros al año.
Y en 2016, pese a su quiebra, TV3 firmaba con Mediapro la compra de los resúmenes de los partidos de segunda división de fútbol. Una urgencia para el Gobierno de Puigdemont y su futura república.
Las cuentas de CCMA sólo permiten atisbar un gran flujo de salida de pagos bajo el concepto de «servicios exteriores» . Y en ese cajón figuran «alquileres y cánones, los servicios profesionales independientes y suministros», entre otros. Todo ello supera los 71 millones de euros.
Es un gran enigma que una corporación que regatea pagas e impuestos abone tales cantidades a agentes externos. Casi un tercio del dinero que ingresa la Generalitat sale fuera de TV3 por esta vía.
Y este dispendio se produce en pleno desequilibrio presupuestario de TV3. Los ingresos por publicidad no cubren los costes y han de acudir a papá President año tras año. Esos 71 millones en pagos de servicios exteriores por sí solos ya superan los ingresos anuales por publicidad: 67 millones de euros. Y los gastos de personal anuales suman 159 millones. Ni siquiera puede pagar la nómina con su modelo de negocio.
TV3 sólo puede sostenerse in extremis con la ayuda de la Generalitat. Si fuera privada, estaría cerrada hace años. Con ayudas y todo, tiene un desequilibrio patrimonial de casi 13 millones.
Sea cual sea la parte que le corresponde a Mediapro de tales flujos exteriores de TV3, a todo ello hay que sumarle sus contratos directos con la Generalitat, que superan los 240 millones de euros.
Por contra, no consta factura de Mediapro a la Generalitat por difundir gratis vía satélite la campaña del sí ni por ofrecer su centro de prensa para el seguimiento de la consulta ilegal del 1-O. Al contrario que durante el 9N, donde una parte de los 800.000 euros del coste de la publicidad de la primera consulta ilegal fue a sus arcas.
Redacción