Vaya susto. Afortunadamente todo quedó en eso, aunque Felipe VI y la reina Doña Letizia apenas se enteraron de lo que pasó. No así todas las fuerzas de seguridad desplazadas en el Palacio de la Zarzuela, que vivieron en primera persona algo de lo que quizás nunca vuelvan a ser testigos.
Y todo porque un vehículo, perseguido por policías y cuyo interior albergaba a un hombre armado, se saltó el control que los servicios de seguridad de la Casa del Rey tienen establecido en Valdemartín para, a continuación, internarse a pie en el recinto de La Zarzuela.
En ese punto, según ha desvelado El Confidencial Digital, se activó un dispositivo de alerta máxima y la Guardia Real, equipada con fusiles de asalto, se vio obligada a actuar, utilizando a su vez un helicóptero para inspeccionar el terreno desde el cielo. El objetivo era blindar a los Reyes y su familia ante esta amenaza, si bien es cierto que el suceso se produjo a más de un kilómetro de la zona donde residen Felipe VI y Doña Letizia junto a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
El hombre, de origen portugués, abandonó el coche y huyó a pie por el monte, en el interior del recinto de la Zarzuela, hasta que fue localizado por las fuerzas y cuerpos de seguridad, aunque no se ha precisado el tiempo que el sujeto permaneció huido.
Durante el tiempo que duró el alto dispositivo de seguridad, el Rey permaneció en su residencia, en el llamado Pabellón del Príncipe, situado a algo más de un kilómetro de distancia del propio Palacio de la Zarzuela.
Por el momento, según ese medio, no se ha podido confirmar todavía la identidad de los inesperados intrusos, pero fuentes policiales apuntan que no parecen terroristas sino que simplemente podría tratarse de delincuentes comunes: una banda de ladrones que estaría cometiendo robos en esa lujosa zona de Madrid y que, al huir tras algún golpe, perseguidos por la Policía Nacional, optaron por penetrar en el recinto de seguridad de La Zarzuela sin saber realmente dónde estaban.
M. A.