martes, noviembre 26, 2024
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Concluye la campaña de la Cataluña fracturada

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Unilateralismo o no; cárcel o huída; izquierda o equidistancia; constitucionalismo o derecha…la fractura que «el procés» impuso a la sociedad catalana contamina al mapa político y a la propia sociedad catalana. Cataluña ya no es el histórico balneario y pasa a ser un volcán que, ni siquiera, puede excluir la repetición de elecciones.

Tres cosas deja la campaña que hoy concluye: la novedad histórica de una posible derrota nacionalista, e independentista, la relevancia de la participación y la profunda división que ha sembrado «el procés».

Más del 82% del electorado podría votar en estas elecciones según los distintos sondeos, incluidos los ilegales que se están publicando en Androrra. Una participación que altera los comportamientos tradicionales de los resultados de las elecciones catalanas y permite, por primera vez en la historia, pensar en que los no nacionalistas pueden ganar las elecciones.

El independentismo en conflicto

La campaña ha agudizado la distancia entre los republicanos y los antiguos convergentes de Puigdemont. Lo que era una separación evidente en el último periodo del «procés» se ha convertido en una brecha con la huída de Puigdemont y la cárcel de Junqueras. La campaña con sobrepresencia del huido y el bajo perfil de Rovira no ha hecho sino acrecentar la competencia electoral de ambas formaciones.

De hecho, los sondeos que se realizan constatan el paralelo entre las subidas o caídas de ERC y Junts per Catalunya. De hecho, con la CUP presionada a la baja por el aumento de participación, la coalición independentista parece cada vez más lejana. Las organizaciones independentistas, ANC y Omnium, parecen haber aceptado el mesianismo del huído y sus propios encarcelados antes que las propuestas de Rovira.

Fracturado por la mitad, el independentismo obtendría segín los sondeos menos peso electoral que en 2015.- ERC, 21,3%; 19% Puigdemont y 5,5% la CUP. Un total de un 45,8%– Un rasultado que podría impedir una mayoría parlamentaria.

La recomposición de la derecha o el patriotismo constitucional

Sín duda, el PP ha pagado, probablemente en mayor medida de lo esperado, la aplicación del artículo 155. Por otra parte, el compromiso de Rajoy con Sánchez para aligerar el proceso ha construido una compulsiva tendencia de voto útil que se ha concentrado en Arrimadas, que ha asumido con naturalidad la portavocía del patriotismo constitucional.

En el PP nadie cree que esa tendencia se traslade al conjunto del estado, pero nadie duda – y ese es el reproche a Mariano Rajoy– que este modelo de decisión y de campaña conduce a na recomposición de la derecha  y la confirmación de dos polos- conservador y liberal- más claro que en la izquierda, lo que podría favorecer la alternativa de Sánchez.

Al Partido Popular, Cataluña no representa un problema. Apoyará, si puede, cualquier alternativa constitucionalista sin poner precio y cederá a Arrimadas todo el poder que haga falta. Un compromiso que los populares esperan obtener de Rivera, en cualquier caso.

Iceta, más Sr. Borgen que alternativa

Iceta parece que puede recuperar parcialmente los resultados de su partido, esta vez no serán los peores de la historia. No parece que haya podido cerrar la brecha electoral a Ciudadanos – especialmente en el cinturón metropolitano barcelonés-, aunque si paree recuperar cierto voto a su izquierda, a costa de los Comunes.

Ambas circunstancias son productos de los guiños de Iceta al mundo nacionalista, desde los indultos potenciales a los guiños a Esquerra– y de los matices al 155 que no ha dejado de proponer.

Cierta parte de su electorado parece preferir la firmeza de Ciudadanos a las posibilidades de Iceta que parece aspirar más a ser gobierno por ser el menos molesto, que a un proyecto nítidamente constitucional.

Aso sí, forma parte del mérito de Iceta el bloqueo de la alternativa Colau – Los Comunes- cuya equidistancia corre riesgo de no convencer ni a los suyos, especialmente a la tradición federalista., seducida por los socialistas.

Domenech ha resultado ser un candidato más bien plano, atrapado entre Colau e Iglesias. Ha perdido, salvo pacto con los independentistas que arruinaría a Iglesias en España, la posibilidad de ser presidente de ningún gobierno.

La izquierda tradicional, su discurso social pero catalanista, más ausente que dividida, no ha comperecido en la campaña electoral donde sus referentes han pasado desapercibidos en esta campaña electoral.

Domingo Labrador

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