Los españoles seguimos un ritmo de vida marcado por el sol, y no por lo que marca nuestro reloj. Esto sucede porque estamos viviendo en un huso horario que no nos corresponde y que tiene unas consecuencias importantes para nuestra salud, como dormir menos de ocho horas, tener una falta de conciliación familiar, perder productividad…etc.
Ritmo diferente
Cuando el sol está situado en su punto más alto, es decir, las doce del mediodía según la hora solar, el reloj de los españoles marca las 13:30 horas. Algo que no sucedería si viviésemos de acuerdo con el horario que marca el meridiano de Greenwich, que siguen los países que se encuentran en la misma situación geográfica que nuestro país, como Portugal, Inglaterra, además de nuestras Islas Canarias.
Seguir un huso horario diferente al que nos corresponde, hace que los relojes españoles marquen la misma hora que Serbia, a más de 2.500 kilómetros al Este de Madrid y que vivamos un desajuste que afecta a varios aspectos de la vida cotidiana y nuestra salud. Un continuo ‘jet lag’ que nos empuja a la siesta y a otros hábitos.
Al intentar seguir el ritmo solar, todas nuestras tareas y actividades se desarrollan con una o dos horas de adelanto respecto a lo que marca nuestro reloj, lo que hace que desayunemos temprano, pero comamos, cenemos y nos acostemos más tarde de lo que deberíamos. La principal consecuencia de ello, es que, en general, los españoles dormimos menos de ocho horas –el tiempo mínimo recomendado para un descanso adecuado-.
Además, teniendo en cuenta que la jornada laboral se suele extender hasta las 20:00 horas, cuando los niños salen del colegio, sus padres siguen trabajando. Datos como este, denotan lo poco que podemos disfrutar entresemana de los más pequeños o de la vida social. Nuestro alegre carácter mediterráneo no puede alejarse de esto último, por lo que, una vez más, la solución es acostarse tarde.
El ‘prime time’ televisivo en España comienza las 22:00 horas, mucho más tarde que la media mundial
Y así llevamos 70 años, desde que Franco decidió adelantar una hora los relojes patrios para ajustarnos al horario que marcaba la Alemania nazi en todos sus territorios ocupados (GMT+1:00).
El gobierno de Rajoy prometió en 2016 realizar una reforma para ajustar, al menos, la jornada laboral, y que ésta terminase a las 18;00 horas. Una de las posibilidades estudiadas fue la de reajustar nuestro huso horario.
Por otro lado, el cambio horario que realizamos con los cambios de estaciones, promovido por una directiva de la Unión Europea para favorecer el ahorro energético, también provoca incoherencias. Espacialmente, al adoptar el horario de verano, pues en España pasa a estar dos horas por delante del sol.
Los gallegos y las mujeres, lo grandes damnificados
Uno de los grupos que más sufren este desajuste horario, son las mujeres, debido a que son ellas quienes mayoritariamente también trabajan en casa, una vez terminada la jornada laboral. Llegan a casa y cuidan de sus hijos, de los mayores o realizan las tareas domésticas oportunas. El cansancio y la falta de sueño que provoca esta jornada inusualmente larga, causan en ellas, más que en los hombres, unas consecuencias importantes en el estado anímico y físico.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que en Galicia, la zona situada más occidental de España, el sol se pone aproximadamente, media hora más tarde que en Madrid, y sale después de las 09:00 horas en invierno. Es decir, los gallegos viven dos horas adelantados a la hora solar en esta estación, y hasta tres en verano.
José Luis Casero, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) una organización que lucha desde el 2006 para devolver a España su huso correcto, afirma que si cambiásemos nuestros relojes, “el sol saldría una hora antes, nos despertaríamos de forma más natural, las diferentes comidas se realizarían una hora antes y por lo tanto, tendríamos una hora más para dormir”
En definitiva, si cambiásemos de manera definitiva la hora que marcan nuestros relojes para adelantarle una hora, viviríamos mejor, ahorraríamos más de un 5% de energía, y dejaríamos de sorprender a nuestros vecinos europeos cuando visitan nuestro país con nuestros tardíos horarios para todo.
Marta de la Fuente