Alicia Miyares es mujer, filósofa, escritora y feminista. Desde que hace unos años se implicase en proyecto 'No somos Vasijas', ha dedicado una buena parte de su vida a luchar contra la maternidad subrogada. De momento, recurrir a un vientre de alquiler para tener un hijo es una práctica prohibida en España, aunque su posible regulación ha entrado de lleno en el debate político. Miyares no ahorra críticas a lo que entiende que no es más que un eufemismo bajo el que se esconde un negocio degradante para las mujeres al rebajarlas a meras máquinas reproductivas.
Este viernes, Miyares y la Comisión de Igualdad de Juezas y Jueces para la Democracia han presentado en una conferencia en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid una Jornada de Debate sobre la Maternidad Subrogada. Allí ha dejado claro que las mujeres «no somos incubadoras, ni vasijas, ni úteros o vientres de alquiler: somos mujeres, vidas humanas con las que pretenden montar un nuevo negocio que lucrará al más fuerte y someterá a las más débiles».
Estas jornadas vienen precedidas por una posible ley futura propuesta por Ciudadanos en el Congreso de los Diputados en la que propone regular la gestación subrogada en España. Como requisitos, el líder de la formación naranja plantea que este proceso, que consideran que solo debe ser «altruista», solo puedan formar parte de él mujeres con más de 25 años, españolas, haber sido madre con anterioridad, no tener antecedentes y cumplir con una renta mínima. No obstante, no se plantean las condiciones que han de presentar los padres que alquilarían el vientre. A pesar de todo, esta ley todavía no se ha llevado a cabo al resto de los diputados de los distintos partidos políticos, algo que se espera que se produzca a lo largo del presente año. Aun así, todo apunta a que C's contará con poco apoyo en la materia ya que PP, PSOE y Unidos Podemos se han mostrado contrarios a esta práctica.
A todos estos anteriores se les ha unido Alicia Miyares quien ha afirmado tajantemente que «la gestación subrogada es el traspaso del dolor». La filósofa ha recalcado que los políticos y personas que apoyan esta iniciativa siempre utilizan en mismo eufemismo: «gestación». «Sin embargo, no lo llaman por su verdadero nombre que es el embarazo», explicaba a la vez que explicaba el motivo del uso de estos conceptos. «Utilizan un lenguaje destinado a alejarnos del concepto de madre e hijo para que se crea que no sucede nada«, añadía. De hecho, ésta aludía a que los psicólogos asignados a las mujeres tienen como función «que éstas no estrechen vínculos durante el embarazo», sobre todo a partir del quinto mes, momento en el que los sentimientos entre el feto y la madre crecen, tal y como ha ocurrido en Canadá o México. En ambos lugares, la ley ha dado la razón a los padres y «las madres han dejado de tener libertad sobre su cuerpo durante nueve meses».
En este sentido, los contratos que se crean entre la mujer y los padres subrogadores son, desde su punto de vista, «abusivos» ya que el núcleo del que parte es que la madre «renuncie a un derecho fundamental jurídico: el derecho de filiación» que contempla el Código Civil. «¿Cómo pueden decir los defensores que se garantizan los derechos de las mujeres si tienen que renunciar a uno de ellos?», planteaba a los asistentes Miyares.
El pasado mes de mayo, el Comité de Bioética español optó por su rechazo a nivel mundial en un extenso informe que concluye que las experiencias en otros países se ha puesto de manifiesto la explotación que sufren las mujeres gestantes es razón para prohibir esos contratos a nivel internacional. De hecho, en el debate organizado este viernes han tachado la gestación subrogada como un «mercado reproductivo», es decir, «un comercio».
Aun así, Miyares no se opone a la gestación subrogada si la mujer forma parte de la familia, ya sea una hermana o una prima, tal y como se permite en Brasil, donde ésta es la única manera de realizar estas prácticas. Sin embargo, ésta recalca que la ley que plantea Ciudadanos no contempla esta posibilidad, «perciben que ahí no hay dinero ni comercialización».
El asunto tiene mil caras, no es reducible a ser de derechas o izquierdas y divide a los partidos y a la sociedad. El debate continúa en las calles.
Andrea Morea