Flaco favor a la imagen del cuerpo el que ha hecho un policía municipal de Bilbao después de que el tribunal de Castilla-La Mancha le haya condenado a cuatro años de cárcel por un delito de abusos sexuales contra una menor en Guadalajara, en concreto a una chica que tenía 15 años en el momento en que ocurrió todo y que sufría varias patologías, entre ellas un retraso mental leve e inmadurez.
Según apunta El Correo, los hechos se produjeron el 11 de octubre de 2014 en un pequeño pueblo de Guadalajara, cuando el condenado, de 51 años entonces, estaba participando en una comida con varios vecinos y familiares. Tras acabar de comer, se organizó una excursión para ir al campo a buscar setas y él se prestó a guiar a la joven y, con la excusa de ir a por otra cesta, la llevó a su casa, donde la besó y sometió a tocamientos. Seguidamente, se dirigió a un lugar solitario apartado en el monte y consumó los abusos sexuales.
Durante el juicio, el hombre, que ahora va a recurrir al Tribunal Supremo, aseguró que hubo consentimiento, pero los jueces rechazaron ese argumento, destacando la 'superioridad' ejercida por el hombre sobre su víctima, «aprovechó la diferencia de edad y experiencia, la falta de madurez apreciable en la chica, a consecuencia de sus patologías, la relación que mantenía con su familia y la intimidad y soledad de los lugares a los que la condujo para conseguir su propósito sin la oposición de la menor».
En el juicio también se demostró que el agente advirtió a la adolescente de que no contara nada de lo sucedido, algo que parece ella no hizo ya que rápidamente les informó de todo a sus padres, que de forma inmediata interpusieron una denuncia ante las autoridades, siendo detenido ese mismo día el policía.
El Ayuntamiento de Bilbao que a finales de 2014 le abrió un expediente, puesto que en el momento que supuestamente cometió los abusos estaba de baja laboral y se había trasladado a Guadalajara sin informar de ello, se ha mostrado muy contundente y tiene claro que expulsará al agente, porque «no queremos a este tipo de personas en el Cuerpo», aunque de momento tendrá que esperar a que el fallo judicial sea firme.
Desde el consistorio se ha informado que «al Ayuntamiento no le ha gustado nada que un policía, que debe ser el mayor garante de la ley, sea condenado por un delito y, mucho menos, por ese tipo de conducta. Por ello consideramos que la Justicia debe ser firme ante estos casos y desde el Consistorio se tomarán las medidas oportunas. No queremos a este tipo de personas aquí». El hombre entró en prisión preventiva al día siguiente y permaneció hasta el mes de julio de 2015, instante en que salió en libertad vigilada.
Hay que señalar que a causa de este hecho, la adolescente sufrió graves secuelas psicológicas, «presentó una sintomatología postraumática con sentimientos de vergüenza, tristeza y apatía, precisando de tratamiento psicológico prolongado», como se especifica en el fallo judicial.
M. A.