viernes, noviembre 22, 2024
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«Somos un problema sanitario, social y judicial que le viene grande a los políticos»

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En mayo de este año, se cumplirá el 37º aniversario de la primera muerte por intoxicación de aceite de colza comercializado ilegalmente en España. Jaime Vaquero, de 8 años. Fue la primera víctima mortal de las casi 5.000 personas que fallecieron por el Síndrome de Aceite Tóxico (SAT) desde entonces hasta ahora.

En 1981, se vendió en nuestro país aceite de colza desnaturalizado para consumo alimenticio, que debía usarse para uso industrial y que fue desviado conscientemente por un desmedido deseo lucrativo. El aceite se distribuyó por mercadillos de toda España, sin control sanitario, lo que provocó una propagación del Síndrome de Aceite Tóxico demasiado rápido.

Enfermos como Carmen Cortés, quien fue intoxicada a los 14 años de edad, reclaman lo que consideran “básico y justo”, para los cerca de 15.000 pacientes que continúan sufriendo los daños provocados por la intoxicación.

“Nuestro objetivo prioritario es la creación de un centro de referencia estatal en el que se valore lo que padecemos y lo que necesitamos. Pedimos una reparación moral y  reconocimiento, pues no tenemos clasificación internacional de enfermedad, ni de funcionalidad”, explica Cortés, presidenta de la Plataforma Seguimos Viviendo.

Efectos en la salud y falta de reconocimiento

Los problemas más habituales con los que conviven o han convivido los enfermos de esta dolencia están relacionados con el cansancio y fatigabilidad, dolores musculares y calambres, desde el punto de vista neuromuscular. Además, tal y como explica el director del Instituto de Investigación de Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III, Manuel Posada, los afectados por el Síndrome Tóxico también presentan “trastornos digestivos, problemas relacionados con síntomas pulmonares y sequedad de piel”.

“Hay subgrupos de casos que presentan una gran variedad de síntomas en otros órganos y sistemas. Como es obvio, el estado de gravedad o severidad depende mucho del grado de enfermedad que tuvieron al comienzo de la enfermedad”.

Carmen Cortés explica que su enfermedad, que comenzó “como una fuerte gripe, con mucho dolor de cabeza, picores, etc..”, hoy en día le sigue suponiendo problemas sanitarios de todo tipo. «Los problemas bucodentales, por ejemplo, son comunes en casi todas las víctimas del SAT», apunta.

“No era consciente de lo que estaba pasando. Tenía catorce años».

A pesar del reconocimiento de responsabilidad por parte del Gobierno español y de las “vergonzosas” indemnizaciones otorgadas a algunas de las víctimas del aceite de colza, hoy en día, no existe un plan de atención para estas personas que realmente responda a sus necesidades.

Para el investigador Posada, “será importante el desarrollo de esa unidad funcional porque permitirá completar la información que se elabora desde nuestro instituto y que está basada en datos más globales y no tanto en el detalle de lo que les pasa a pacientes con más afectación y/o secuelas.

‘Seguimos Viviendo’

Desde la plataforma que representa a los enfermos del Síndrome tóxico y a sus familiares, se ha iniciado una campaña en Change.org para reclamar una atención médica, social e investigación  de calidad y para que la sociedad española no olvide lo que supuso la mayor intoxicación alimenticia de nuestra historia.

“Somos un problema sanitario, social, judicial, de dependencia…nos tocan todas las desgracias. Les viene grande a todos los políticos”

Según explica Cortés, “es una pena, pero el proceso de petición de firmas va muy lento. No llevamos ni 5.000 firmas”. “Es un tema muy desconocido en nuestro país, a pesar de su importancia sanitaria y judicial. Esta causa no se estudia en derecho ni en medicina. No hemos aprendido nada”, lamenta.

Por otro lado, es importante destacar que hasta hace poco solo había una doctora, en la Unidad Funcional que creó la consejería de sanidad en el Hospital 12 de octubre, lo se considera el paso previo para el centro de referencia estatal en el que evaluar y tratar a los afectados por el SAT.

Desde ‘Seguimos Viviendo’ además de la batalla por lograr la creación de dicho centro, también luchan por recibir la atención política necesaria y para que se resuelvan las cuestiones que todavía quedan abiertas, pues “no se ha podido volver a copiar ese aceite con la cantidad de sustancias que tenía”.

“Estamos teniendo resultados interesantes con el Imserso para que reconozcan nuestras secuelas e incapacidades laborales, pero los partidos políticos todavía no han dado grandes pasos por nuestra causa”, explica Cortés.

Según aporta la presidenta de la plataforma, Ciudadanos tiene pedida una comparecencia en la Comisión, presentada en febrero del año pasado. El PSOE, por su parte, registro una Proposición No de Ley con varias preguntas en las que todavía no se ha trabajado. El grupo liderado por Pablo Iglesias no tiene previsto ningún tipo de acción referente a este tema, y tal y como añade Cortés, el PP parece el grupo más comprometido, “son quienes mejor nos han recibido. Tenemos prevista una reunión”.

Las secuelas de la intoxicación que sufrieron cerca de 30.000 personas en España, por un aceite vendido en centenares de mercadillos y puestos ambulantes, continúan afectando a la vida de miles de personas que aún luchan por una atención justa y por un reconocimiento en todos los ámbitos.

“Estaremos en la calle, que es donde estamos siempre, exigiendo nuestra reparación moral”, finaliza Cortés.

Marta de la Fuente

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