El exnúmero dos del PP de Madrid, Francisco Granados, retoma este martes su declaración a petición propia en el caso Púnica, que inició el pasado día 12 revelando «refuerzos» irregulares en la financiación de la campaña de Esperanza Aguirre con el conocimiento de Ignacio González y Cristina Cifuentes.
Este segundo capítulo de las confesiones del exconsejero madrileño ante el juez de Púnica, Manuel García Castellón, se centrará en las preguntas de las fiscales del caso, Carmen García y Teresa Gálvez, que quedaron pendientes tras responder en su anterior comparecencia al extenso interrogatorio que le hizo, en primer lugar, su abogado por tratarse de una declaración a petición propia.
En esa ocasión, sin documentar ninguna de sus acusaciones porque, según él, todo «se puede comprobar» y no hacen falta «papeles», responsabilizó a los expresidentes Esperanza Aguirre y su sucesor Ignacio González de todas las decisiones que se tomaban cuando era consejero en la Comunidad Madrid, tratando de poner en un mismo nivel a Cifuentes y eludiendo por su parte cualquier tipo de connivencia al respecto.
Para probar esa pretendida influencia ya entonces de la actual presidenta autonómica, apuntó a una estrecha relación con González de la que, llegó a asegurar, ella se jactaba abiertamente, llegando a definirla como «la persona, las manos, los oídos, en fin, la voz ejecutiva en el partido, del señor González».
Estas manifestaciones le han valido a Granados una querella de Cifuentes por delitos de injurias, calumnias y contra la integridad moral, al entender que no se basaron en «el legítimo ejercicio del derecho de defensa» sino que fueron dirigidas a dañar el honor y la imagen de la presidenta madrileña. Por el contrario, la que fuera su jefa, Esperanza Aguirre, ha anunciado que no tiene intención de querellarse por las «mentiras» de Granados, entre otras cosas porque no tiene «dinero para abogados», mientras que González, también imputado en el caso Lezo por corrupción en el canal de Isabel II, no se ha pronunciado.
Pero el exdirigente del PP madrileño no solo habló en la primera parte de su declaración de los tres últimos presidentes en la Comunidad de Madrid, también se refirió a su sucesora en la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid, María Dolores de Cospedal. Según él, la ahora ministra de Defensa actuó al frente de esa Consejería «con la misma transparencia y honradez» con la que había actuado él.
A preguntas de su abogado, Javier Vasallo, el exconsejero aprovechó para incidir en una de sus líneas de defensa, relativa a que cuando se produjo la adjudicación a la empresa Elsan (de OHL) del metro ligero de Boadilla del Monte, que se otorgó el 19 de enero de 2005, él ya no era consejero sino que en esas fechas ya le había sucedido Cospedal, que tomó posesión de ese cargo el 21 de diciembre de 2004.
Granados explicó que su relevo como consejero de Transportes fue una maniobra de González, que no le quería en el Gobierno de la Comunidad y prefería a «alguien más afín, con quien tuviera amistad».
Esperanza Aguirre le citó en su despacho para comunicarle el cese y nombrarle secretario general del PP de Madrid, pero él -siempre de acuerdo con su versión- se negó a aceptar.
«Yo le dije a Aguirre que si me dejaba en el partido me volvía al banco», expuso Granados, quien recordó que tras esa reunión salió del despacho como consejero de Presidencia de la Comunidad, una competencia que hasta ese momento ejercía González.
EFE