Por muchos ‘desencuentros’ que hayan protagonizado, y humillaciones sufridas, por ambas partes, parece que el mismísimo don Juan Carlos ha dado su visto bueno a ayudar en cuanto pueda en la llamada ‘Operación Letizia’, que tiene como único objetivo el de ‘rehabilitar’ a la esposa de Felipe VI, de intentar que pueda volver a gozar del fervor popular, tan discutido en las últimas semanas después del incidente a las puertas de la catedral de Palma de Mallorca.
El rey emérito está dispuesto hasta olvidar el feo que según él le hizo su nuera cuando no dejó a su hija Leonor acudir a la misa del centenario del nacimiento de Don Juan, una ceremonia con la que él estaba muy emocionado y con la que quería reunir a la familia al completo. Lo que importa ahora es España, que el país esté de nuevo con la Familia Real, y él lo ha entendido así y ha dejado su orgullo en un segundo plano.
Ese mismo sentimiento fue el que le hizo regresar precisamente a la misa de Pascua en Palma este pasado 1 de abril, después de tres años de ausencia, ya que su intención era la de integrarse de nuevo en la imagen institucional de la familia, seguramente por un acuerdo con su hijo después de la clamorosa ausencia de don Juan Carlos en la ceremonia del 40 aniversario de la Constitución, en junio de 2017.
Aquel desaire al Rey obligó a Felipe VI a terciar para reparar el daño y, coincidiendo con el 80 cumpleaños del emérito, se programó todo un calendario repleto de apariciones públicas, tanto de él en solitario como de doña Sofía, algo que no era habitual en los últimos tiempos, e incluso se planificaron distintos actos militares en los que los dos reyes fueron protagonistas. Lo que no entraba en los planes de don Juan Carlos en esa ya célebre misa de Pascua era el desaire de doña Letizia a doña Sofía.
Visita familiar
A pesar de todo, ya está prevista la vuelta del rey a la isla el próximo verano, cuando don Juan Carlos vuelva a competir en la Copa del Rey de Vela, otro clásico de los veraneos reales y al que no asistía desde hace cuatro años. Así lo ha confirmado a Informalia su amigo y compañero de fatigas marinas, Josep Cusí, armador de los sucesivos yates Bribón, con los que el rey emérito ha competido como patrón desde hace años, «nos han invitado a participar y lo haremos en la Clase 6 metros, que es lo que mide nuestro nuevo barco, que en realidad tiene 80 años y está perfectamente restaurado, es precioso, de madera. Hay algunos inconvenientes, como que ese barco atracado en Sanxenxo, y no puede ir a Mallorca por mar, hay que transportarlo en ferry o en camión, algo que es complicado. Y el segundo, es que hay que convencer al resto del equipo, unos 9 barcos más, de ingleses, alemanes y así, de que compitan en Palma. Ya veremos, aunque nos encantaría volver».
Cusí tiene 84 años, cuatro más que el rey, y asegura que la recuperación de su egregio amigo de la nueva prótesis de rodilla, va muy bien, aunque estos primeros días camina todavía con dos muletas, y no cree que la regata vaya a perjudicarle porque precisa que «nuestro barco es muy cómodo para navegar y Su Majestad puede hacerlo sentado perfectamente». Mayor problema para él son los almuerzos que llevan a cabo, «el problema son las grandes comilonas que nos metemos, con las que engordamos todos».
La noticia de que don Juan Carlos vuelve a Palma en verano, que ha caído muy bien en una isla que echaba de menos más presencia real, conllevará además la de doña Letizia, a la que, aunque no le gusta Mallorca y no considera vacaciones el pasar allí una semana, se pasará esta vez por allí para integrarse más con su familia política, pasar más tiempo en Marivent y visitar el Real Club Naútico.
Esas fotos que verá todo el mundo de Don Juan Carlos, doña Sofía y doña Letizia, junto al Rey Felipe, rodeados de niños y niñas borbones, tendrán como principal objetivo hacer olvidar de golpe todo lo ocurrido el Domingo de Resurrección.
M. A.