España estaba ayer jueves expectante. En el interior de las puertas de la Audiencia Provincial de Navarra tres magistrados decidían el destino de cinco jóvenes y marcaban la vida de una chica. La fiscal del caso pedía 22 años de prisión para cada uno de los miembros del grupo conocido como ‘La Manada’ por un delito de agresión sexual a una chica de 18 años en los Sanfermines de 2016. De puertas para fuera, decenas de personas se manifestaban a menos de 15 metros de la Audiencia a la espera del veredicto. «No es abuso, es violación», gritaban. El lema que llenaría las calles, televisiones, radios y titulares de cientos de medios de comunicación a lo largo de un polémico 26 de abril.
La sentencia iba a hacerse pública a las 13.00, según había comunicado el Tribunal de Navarra a los periodistas allí presentes. Sin embargo, los tres magistrados se hicieron de rogar. Media España estaba atenta. Los cinco acusados esperaban sentados en sus respectivas celdas de Alcalá Meco y Pamplona. Finalmente, se procedía a la lectura de sentencia a las 13.15. Francisco Cobo, presidente del tribunal de la sala segunda del Tribunal Superior de Justicia de Pamplona, condenaba a nueve años de prisión a cada uno de los miembros de ‘La Manada’ por un delito de «abuso con prevalicamiento» más una sanción económica conjunta de 50.000 euros. Los magistrados entienden que no hubo violencia ni intimidación. No hubo agresión. La rabia feminista se echó a la calle en contra de la sentencia.
Furia, rabia, decepción, humillación y lástima. Estos eran los sentimientos que se pudieron ver ayer jueves en los ojos de las mujeres que decidieron tomar la calle. Pamplona, Madrid, Barcelona, Valencia se llenaron en pocas horas de pancartas y de una marea morada.
Pamplona, la ciudad donde se produjeron los hechos, ha sido una de las que más se ha volcado en esta concentración. Miles de personas marchaban ya a las siete de la tarde por las calles del Casco Viejo. Centenares de personas coreaban la misma frase que servía de lema en el resto de movilizaciones, la sentencia en la calle: «No es abuso, es violación». Por otro lado, en Madrid, pasadas las 19.30 de la tarde, las aceras de la calle San Bernardo ya estaban repletas de mujeres para mostrar su apoyo a la víctima. «Si no nos matan, nadie nos cree», gritaban. En Barcelona, la Plaza Sant Jaume continuaban el coro de las madrileñas con frases como «hermana, yo sí te creo» o «si nos tocan a una nos tocan a todas». Valencia, Bilbao, Granada, Cádiz, A Coruña, Palma y Sevilla también se sumaron.
Mientras que las calles españolas volvían a teñirse de morado y se volvían a escuchar lemas que ya se hicieron famosos en la manifestación feminista del pasado 8 de marzo, víctimas de casos similares a los de la joven de 18 años violada en los Sanfermines salían a la luz en los medios en apoyo a la chica. El programa ‘La Ventana’ de la Cadena SER abría su programación ayer jueves con el testimonio de Lidia Cordero, una barcelonesa violada a los 18 años. «Yo quiero decirlo: Yo entré en ese coche y dije a todo que sí. Lo único que hice al final fue abrir la puerta y gritar porque yo pensé que entre morirme y que me violaran, pues me dejaba violar». Explicaba a los oyentes de la emisora.
La indignación no solo se palpaba al pie de la calle. En las redes sociales, el clamor fue aún mayor. Periodistas, presentadores de televisión, políticos, empresarios, actores, cantantes y miles de ciudadanos y ciudadanas reflejaban su malestar con la decisión de los tres magistrados. Amnistía Internacional también se posicionaba: «Nos preocupa que el tribunal haya desestimado el delito de violación porque podría estar mandando un mensaje preocupante: si las mujeres no se resisten no hay violación», explicaban a través de las redes sociales.
Mientras tanto, la sentencia también llegó al Gobierno donde la misma provocó una ola de indignación y debate que condujo a varios miembros del Ejecutivo a pronunciarse. María Dolores de Cospedal, ministra de Defensa, fue una de las primeras en hacerlo. Ésta admitió que los 9 años impuestos a los miembros de La Manada le parecen «pocos» y ha señalado que quizá haya que pensar en cambiar las calificaciones penales sobre qué se considera violación y qué no. «Como persona, como ciudadana y como mujer me cuesta asumir el contenido de la sentencia», sentenciaba a primera hora de esta viernes la ministra en una entrevista en la Cope. Manuela Carmena, Irene Montero o Inés Arrimadas, entre otras, se unían a las palabras de la ministra de Defensa.
Después de la lectura de la sentencia y de la situación vivida ayer jueves en las calles españolas, el miedo sigue en el mismo lado, en las del ascensor, en las de no denuncio porque nadie me va a creer, en las que cogen el móvil cuando vuelven solas a casa, en las de todo el mundo preocupado hasta que una cruza la puerta de su casa.
Andrea Morea