Amaya Quincoces Riesco.
Madrid, 21 may (EFE).- Frente a la avalancha de solicitudes al ciudadano para aceptar los cambios de privacidad que exige a las empresas el reglamento europeo, la sombra que persiste es cómo calará todo esto en el internauta y si seguirá aceptando cualquier servicio gratuito «on line» a cambio de sus datos personales.
A partir de este viernes, cualquier empresa y servicio en internet, desde un negocio que se dedique a la venta de entradas para espectáculos, hasta los de suministro de flores o cualquier otro que procese información sensible del usuario (dirección, teléfono, y sobre todo datos bancarios) deberá informar claramente al afectado qué hace con sus datos personales.
En el actual entorno digital en el que la privacidad del usuario está más expuesta que nunca y es fácilmente identificable con las nuevas tecnologías, el nuevo reglamento europeo de protección de datos o RGPD entrará en vigor el 25 de mayo para garantizar una mayor privacidad a un ciudadano que deberá dar su consentimiento explícito para que las empresas usen sus datos para fines distintos a los iniciales.
Todo servicio que utilice información personal, salvo que su política de privacidad previa al reglamento fuera ya clara, tendrá que revisarla e informar de sus cambios como parte de la nueva normativa europea, que incluye sanciones de hasta 4 millones de euros o hasta el 20 por ciento de la facturación anual de la empresa.
Estos días «todos estamos recibiendo muchos correos, cartas, mensajes por móvil» de muchas compañías para ajustarse a dicho reglamento, ha destacado hoy en RNE el responsable internacional de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), Rafael García.
A veces son mensajes informativos sobre la nueva legislación y de cómo éstas se están adaptando, pero en otros casos buscan actualizar los consentimientos de las personas con un sí explícito para el uso de sus datos personales para fines distintos a aquellos para los que fueron recabados.
En esos casos, explica, «si queremos que se traten para las finalidades que proponen las empresas debemos dar nuestro consentimiento». En caso contrario, se habrá de decir que no o simplemente no contestar, porque el silencio es ya una negativa.
El usuario sabrá si una empresa es respetuosa con sus datos personales cuando sus preguntas sobre la privacidad de sus datos no sean planteadas de forma «indiscriminada y molesta», precisa por su parte Sergio Maldonado, consejero delegado de PrivacyCloud.
Pese a las nuevas exigencias legales, a las que las empresas se están adaptando porque «les va mucho dinero en ello», probablemente el usuario seguirá diciendo rápido «sí acepto», siempre que le interese un servicio, «y poco más», advierte a Efe Angel Cuevas, profesor del Departamento de Ingeniería Telemática de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), y responsable de varios informes sobre cómo usa Facebook los datos personales de los usuarios.
La segunda parte de la ecuación de la privacidad, que es «llegar a la sociedad, hacer que entienda los riesgos asociados al uso inapropiado de sus datos personales, todo ese esfuerzo creo que sigue vacío», lamenta el experto.
Aunque las políticas de privacidad tengan que ser claras y sencillas de entender en base al reglamento, Cuevas duda de que el usuario vaya a tener paciencia para leerlas: «mi sensación es que en una amplia mayoría de usuarios no calará el mensaje de que tienen que proteger su privacidad», como ocurre ahora con las de los móviles que apenas tienen cuatro líneas en muchos casos.
Falta una labor educativa muy grande para concienciar a la gente para que empiece a preocuparse de verdad por la privacidad, añade.
En el ámbito empresarial, prosigue, los últimos pasos de Facebook parece que simplifican los mensajes sobre su política de privacidad y tienden a adaptarse al «espíritu» de la nueva legislación.
Facebook ha empezado a informar claro de que si le das información sobre la religión de la que eres afín, por ejemplo, la usará para fines comerciales, y lo mismo si le das datos de interés sexual u orientación política, como desvelan varios de los mensajes a sus usuarios en los últimos días.
La pregunta en torno a esas plataformas ahora es la siguiente: ¿hasta dónde podrá invadir el nuevo reglamento europeo el negocio de éstas y qué aspectos serán los que determinen aquello por lo qué lucharán o no?, se pregunta Cuevas.
De hecho, Facebook ya ha dicho que «no dejará de hacer publicidad dirigida», es decir, no abandonará los anuncios que envía al usuario de acuerdo a sus intereses particulares, mediante tecnologías de procesamiento de datos.
«No dejará de hacerlo», insiste; Facebook no permitirá que sus usuarios digan que no quieren recibir esa publicidad, algo que curiosamente no implicaría incumplir la legislación siempre y cuando la plataforma explique claro qué hace con los datos del usuario.EFE