Sánchez arrastra no pocas cruces -presupuestos del PP, apoyos independentistas, posibles adelantamientos por la izquierda de Podemos…-, pero hoy no ha querido sumar una cruz más. La de la toma de posesión ante el Rey ha querido ahorrársela. La Biblia tampoco ha estado presente. Ha elegido la fórmula de la promesa sobre la Constitución. Y esto, que parece tan intrascendente en un estado aconfesional, es una novedad total en nuestra democracia.
Sánchez ha optado por esta fórmula después de que la Casa del Rey acordara en julio de 2014, poco después de la proclamación de Felipe VI, dar la opción a los altos cargos de jurar o prometer ante la Biblia y la cruz o sin ellas delante.
En la ceremonia, ha estado presente el jefe del Ejecutivo saliente, Mariano Rajoy, que tras saludarlo, le ha dado un apretón de manos y le ha deseado «mucha suerte».
Fuentes del Ejecutivo han informado de que Sánchez ha acudido a la Moncloa acompañado por su jefe de gabinete, Juanma Serrano, y que allí han sido recibidos por la secretaria general de la Presidencia del Gobierno, María Rosario Pablos.
Ella ha sido la encargada de hacer de anfitriona del nuevo presidente en sus primeros momentos en la Moncloa y le ha acompañado por varias dependencias del edificio, entre ellas el que será a partir de ahora su despacho oficial.
Un despacho que abandonó ayer Mariano Rajoy tras triunfar en el Congreso la moción de censura presentada contra él por el PSOE.
Redacción