El abogado de la Manada fue ayer de revolcón en revolcón, de tertulia en tertulia. En algunas de ellas se puso visiblemente nervioso cuando alguna periodista esgrimía su libertad de expresión para calificar de violadores a sus defendidos. Agustín Martínez, desde el inicio del proceso, ha proclamado en público y privado que debía hacer frente a toda una campaña de presión mediática. Obviaba que él, para eso le pagan, hacía todo lo que podía para debilitar la credibilidad de la denunciante en cuanta tertulia pisaba.
Pero ayer fue un punto más lejos y auguró escraches en las casas de sus defendidos. Si tal ocurre, le habrán hecho un favor al letrado porque le servirá para presentar como víctimas a sus clientes, condenados a 9 años por un abuso sexual en Pamplona y que están siendo investigados, cuatro de sus cinco integrantes, por unos hechos similares en Pozoblanco.
El letrado avisa del riesgo que corren sus clientes y califica a las manifestaciones en contra del auto de libertad de “caza de brujas” y de “persecución antidemocrática».
El abogado defensor de 4 de los 5 jóvenes sevillanos miembros de “la manada», ha alertado de diversos “movimientos masivos en la red” para difundir el domicilio de los imputados y así favorecer “el montaje de escraches”.
El letrado teme por la seguridad de sus clientes y se queja de que el debate se lleve a la calle y no en los “términos y escenarios jurídicos que es donde debería estar”.
La red contra la manada
“Me parece un signo de falta de salud democrática que se estén difundiendo mensajes en la red para impedir que cualquiera de mis defendidos, inocentes hasta que haya sentencia firme, pueda acceder una puesto de trabajo”, ha dicho el letrado.
Caza de Brujas
“La gente se está ruborizando por un auto judicial técnico y en el que los jueces han mostrado criterio técnico y que es muestra de su independencia”. El abogado critica duramente a aquellos que han cuestionado el auto de libertad sin tener “conocimientos jurídicos”, incluso a aquellos que lo han invocado para destrozar a mis clientes cuando ni tan siquiera lo habían leído. “Me parece una caza de brujas lamentable”.
Carlos Quílez