Los trabajos arqueológicos que se llevan a cabo en las obras de la nueva estación del AVE de La Sagrera en Barcelona han puesto al descubierto 68 fosas con 358 esqueletos, probablemente de soldados de la Guerra dels Segadors (1640-1652).
Aunque aún falta por hacer la prueba del carbono-14 para datar los restos, la hipótesis con que trabajan por los indicios es que se trate de enterramientos de soldados de las tropas de Felipe IV que participaron en el cerco de Barcelona en 1651 y que seguramente murieron de la peste, ha explicado el responsable de intervenciones arqueológicas del Servicio de Arqueología de Barcelona, Josep Pujades.
Se han encontrado 68 fosas, de las que ya han abierto 65, y la mayoría de los 358 esqueletos encontrados pertenecen a hombres de entre 15 y 35 años, lo que correspondería con un ejército de la época.
Además de los esqueletos, los arqueólogos también han encontrado restos materiales y de indumentaria, y algún fragmento de cerámica que esperan que confirme que se trata de la época y de los individuos de la Guerra dels Segadors.
Todos los restos hallados están siendo trasladados al almacén del Museo de Historia de Barcelona en la Zona Franca, donde serán sometidos a estudios exhaustivos para confirmar las hipótesis de los arqueólogos, que han documentado a través de planos de la época que junto a este lugar, en Sant Martí de Provençals, hubo un campamento militar enorme de las tropas de Felipe IV.
Estas tropas participaron en el asedio que sufrió Barcelona entre agosto de 1651 y octubre de 1652, periodo en que una epidemia de peste diezmó la población de la Ciudad Condal y que posiblemente se extendió más allá de sus murallas, también a las tropas que la asediaban.
Entre los esqueletos encontrados, ha precisado Pujades, también han hallado alguno con indicios de muerte violenta susceptible de ser en acto de guerra.
Mientras en algunas de las fosas halladas han aparecido los cadáveres amontonados, como si hubiesen sido abocados, en otras estaban bien puestos y habían sido enterrados siguiendo un ritual.
Los arqueólogos, que esperan concluir sus trabajos en unas semanas, ya documentaron esta necrópolis en una primera campaña que se hizo entre 2011 y 2012 y sospechan que ésta se extiende más allá de los límites de las obras que se están llevando a cabo.
El camposanto era más extenso porque algunas fosas ya estaban arrasadas de cuando este área situada ahora en plena ciudad eran tierras de cultivo.
Redacción