Es la principal hipótesis que maneja la Guardia Civil, que tiene claro que el recluso, de 61 años y considerado peligroso por su historial delictivo, no pudo escapar de los agentes sin ayuda de nadie.
De hecho, los agentes cree que la fuga fue perfectamente planificada y que Ortiz Pérez disponía de «estructura» y «medios» para emprender su fuga, hasta el punto de que un coche podría haberle recogido en algún lugar cercano, por lo que las pesquisas se centran en su entorno familiar y en otros delincuentes de la zona y de prisión.
Fuentes penitenciarias que han tenido acceso a las grabaciones de la secuencia de los hechos coinciden con esta versión y aseguran que los guardias civiles de servicio en ese momento salieron a buscar al preso fugado algo menos de dos minutos después de haber saltado la valla y emprender corriendo la huida.
Pero no pudo ir muy lejos solo, según barajan las fuentes consultadas, esencialmente por la orografía y características del entorno de la cárcel de Zuera, en la que Ortiz Pérez había ingresado tras una condena a 20 años por los delitos de secuestro de una mujer y tentativa de asesinato al regente de una tienda de armas en Zaragoza.
El centro penitenciario de Zuera está ubicado en una zona prácticamente desértica, sin apenas arboledas o espacios boscosos, y además, tal y como puede verse en la grabación, apuntan lel preso, tras saltar la valla con una agilidad «sorprendente», recala en el aparcamiento habilitado para los familiares de los reclusos, que es también un espacio amplio.
De hecho, desde dentro de la valla, en el pasillo en el que se detiene la ambulancia que transportaba al preso tras una atención médica, así como el coche de la Guardia Civil que le custodiaba, las personas allí situadas en ese instante -el conductor de la propia ambulancia y los agentes- le pueden ver correr.
En la dirección en la que inicia la huida el preso se encuentra una carretera de servicio, es decir, una zona también abierta, y todo ello, sostienen las fuentes, lleva a barajar como opción más probable que se trató de una huida «estudiada» y «con ayuda».
Insisten las fuentes en que cuesta trabajo pensar que el preso atravesara estas zonas corriendo, a pie, y que no haya sido capturado.
De hecho, la sucesión del instante en el que Ortiz Pérez abandona la ambulancia, ya sin los grilletes que tenía, y del momento posterior en el que sortea la valla de dos metros da a entender que la fuga la tenía meditada.
Tras ello, la Guardia Civil tarda algo menos de dos minutos en salir a por el preso, y fue así porque aproximadamente éste es el tiempo en el que tarda en abrirse la puerta.
El lugar en el que se detiene la ambulancia está delimitado por dos perímetros, y la puerta del primero, del exterior, sólo puede abrirse si está cerrada la otra, proceso que tarda entre uno y dos minutos.
Ocurrió que Ortiz se escapó cuando la segunda puerta estaba abierta, de modo que para que la Guardia Civil saliera en sus vehículos a por el fugado tuvo que esperar ese tiempo.
Por otra parte, fuentes de ACAIP, el sindicato mayoritario de los funcionarios de prisiones, han destacado a Efe que es «razonable» que Ortiz Pérez saliera esa noche al médico a tenor de su «delicado» estado de salud, ya que fue operado cuatro días antes.
Ahora bien, denuncian la precariedad en la que se encuentra el servicio médico del centro de Zuera, en el que debía haber ocho médicos en vez de los tres que trabajan actualmente, y todos ellos rondando los 60 años.
Si bien se ha reforzado este servicio con una doctora y un eventual, éste sigue siendo insuficiente. Ademas, en el centro, no hay guardia médica nocturna.
No es el único preso que en las últimas semanas está en busca y captura. La Policía y la Guardia Civil también tratan de localizar y detener a Fernando Iglesias Espiño, que el 13 de agosto tendría que haber vuelto al penal de Pereiro de Aguiar (Ourense), en el que cumplía condena por haber matado a su mujer y a sus dos hijos.
Redacción