Los empresarios guineanos que contrataron al excomisario José Villarejo para desprestigiar a un hijo del dictador de ese país son los que, según la Fiscalía Anticorrupción, pagaron los regalos que recibió el excomisario del aeropuerto de Barajas Carlos Salamanca a cambio supuestamente de expedir visados ilegales.
Así lo dice el informe entregado por la Fiscalía al juez del caso Tándem, al que ha tenido acceso Efe, pidiéndole que revoque el archivo de la causa contra Salamanca que decretó el propio magistrado, a la vista de los indicios «abrumadores» contra él, incluidas nuevas conversaciones grabadas por Villarejo que reforzarían estas acusaciones.
Según Anticorrupción, esas grabaciones analizadas recientemente por la Policía e incautadas al abogado y socio de Villarejo, Rafael Redondo, corroboran que los regalos a Salamanca confesados por un abogado amigo suyo, Francisco Menéndez, se pagaron con dinero de una empresa que este último administraba para los guineanos y que se nutría de fondos procedentes de Guinea Ecuatorial.
El juez levantó la imputación a Salamanca dando credibilidad a la versión del que fuera comisario de Barajas entre 2006 y 2015 de que esos regalos -coches y relojes de lujo, viajes y dinero en metálico- respondían a la amistad entre ambos y no a supuestos favores de visados ilegales para directivos de Gepetrol, la petrolera guineana, que eran clientes de Menéndez.
«En una palabra: los regalos no se los hace ‘su amigo Paco’, sino los empresarios ecuatoguineanos para los que éste trabaja, entre ellos Crispín Edu Tomo Maye, alias Billy», afirma la Fiscalía sobre este ejecutivo de Gepetrol que contrató a Villarejo y que aparece mencionado en una reunión grabada de mayo de 2012 entre Villarejo, Redondo y Menéndez.
En esa conversación, los tres hablan de un reciente viaje a Londres que habían hecho Salamanca y Menéndez, y de sus palabras se deduce que durante su estancia Crispín llamó a Menéndez por teléfono «para apremiarle por los escasos resultados del proyecto King».
Este proyecto, tal y como lo bautizó el propio Villarejo y que da nombre a la pieza principal del caso Tándem, fue una investigación encargada a Villarejo -que cobró 1,7 millones de euros por él- por unos guineanos para sacar trapos sucios a Teodoro Nguema Obiang, conocido como Teodorín e hijo del dictador de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang.
En la conversación, Menéndez relata cómo en ese momento Salamanca le pidió que le pasara el teléfono para hablar él con Crispín, alias Billy:
-Menéndez: Sí, porque me llamó allí el Billy: ‘Oye, es que me ha llamado eh… que están presionando, que… que… que a ver cuando se acabe…’. Y le digo: ‘Mira, estoy en ello’. Y Carlos, Carlos me escuchó y dice: ‘Déjamelos, pásamelos’.
-Villarejo: Pero vamos a ver.
-Menéndez: Y le estuvo explicándole la parábola.
(…)
-Menéndez: (Salamanca le dijo): ‘Esto, Billy para que lo entiendas, es como un cochinillo. Tú lo compras, pero no te lo puedes comer. Tienes que asarlo, condimentarlo, eso lleva tiempo y tal, ¿a ver si me entiendes?’.
-Villarejo: Sí, sí.
-Menéndez: Pues no lo entienden.
La conversación pone de relieve, según los fiscales, que Salamanca conocía el proyecto King de Villarejo y ejercía un papel de intermediario entre éste y los guineanos.
Destacan los dos fiscales de Tándem que este directivo de Gepetrol cliente de Villarejo se vio favorecido por esos visados ilegales, tal y como denunció ante el juez el propio Menéndez, a quien el magistrado no ha dado credibilidad en favor de la tesis de Salamanca de regalos a cambio de una amistad de dos personas que, según la Fiscalía, se conocieron solo unos meses antes del primer regalo, un Porsche Panamera.
Al contrario del criterio del juez, la Fiscalía sí cree las acusaciones hechas por Menéndez, y más cuando éste sigue imputado y ni siquiera ha pedido que se le archive el caso.
«Resulta de una soberana incoherencia -afirma el informe- archivar el procedimiento para uno de los dos amigos y mantener investigado al otro amigo, el cual, como insistimos, no ha instado la aplicación de los mismos fundamentos exculpatorios para él sencillamente porque no se sostienen, siendo la persona que reconoce pagar las dádivas, y sabe mejor que nadie por qué y para qué las paga».
Así, en opinión de los fiscales las conversaciones incautadas a Redondo «dotan de toda credibilidad a lo manifestado por Francisco Menéndez en todas sus declaraciones prestadas, tanto en la Fiscalía como ante el instructor, no sólo porque concuerda lo grabado con lo que ha dicho reiteradamente, sino porque todo lo manifestado se ha corroborado objetivamente con posterioridad de forma documentada».
Por ello, concluye que «cobra ahora más credibilidad» la tesis de la Fiscalía de que Salamanca se saltó con los guineanos las normas del control fronterizo de personas a cambio de «pagos de elevada cuantía y regalos de carácter suntuario» recibidos de Menéndez entre 2012 y 2015 pero que fueron abonados en realidad por sus clientes guineanos.
Redacción