El exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato está a punto de ingresar en la prisión madrileña de Soto del Real para cumplir con su condena a cuatro años y medio de cárcel por las tarjetas «black» de Caja Madrid.
«Asumo los errores que haya podido cometer», ha asegurado Rato respecto a su gestión al frente de Caja Madrid y, más tarde, de Bankia.
«Pido perdón a la sociedad y las personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas», ha añadido.
El también ex director gerente del FMI ha explicado que acepta sus «obligaciones» con la sociedad, en alusión a la pena de cárcel confirmada hace tres semanas por el Tribunal Supremo.
Además, ha aprovechado su última intervención antes de entrar en Soto del Real para agradecer en su nombre y en el de su familia «el apoyo de todos los amigos y familiares en los últimos días»
Después de que la Audiencia Nacional denegase su libertad a la espera de que se resuelva el recurso de amparo al Tribunal Constitucional que presentará en las próximas semanas, Rato ha apurado hasta el último día para personarse voluntariamente en el centro penitenciario de la sierra norte de Madrid.
A él recurrirá Rato antes de finales de noviembre para pedir que se revoque la sentencia, dictada en firme hace tres semanas, al considerar que en ella los magistrados vulneraron sus derechos fundamentales.
Según el veredicto del Tribunal Supremo, que avaló el criterio de la primera instancia, el que fuera director gerente del FMI «mantuvo y amplió un sistema pervertido desde su origen», permitiendo a los titulares de las tarjetas utilizarlas en su beneficio sin necesidad de justificar los gastos, lo cual en aquella época «estaba fuera de la ley».
De este modo, los condenados por apropiación indebida, incluidos los otros catorce sobre los que pesan penas de cárcel superiores a los dos años, actuaron como si fueran «dueños del dinero», invirtiendo los importes que consideraron oportunos en desembolsos que ellos mismos decidieron.
En su escrito contra la ejecutoria, la defensa de Rato alegaba la falta de riesgo de fuga y descartaba la posible desprotección de las víctimas al ser supuestos «inexistentes» en este caso «como acredita» su actitud procesal y la reparación del daño, «realizada y garantizada» al haber devuelto los 99.000 euros de los que dispuso.
El exministro ha elegido esta prisión para cumplir la pena por apropiación indebida en el uso de las tarjetas «black» y para favorecer sus futuros desplazamientos a la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid), donde el 26 de noviembre comienza el juicio por la salida a Bolsa de Bankia.
Construido en 1995, el centro penitenciario de Soto del Real es el mayor de la Comunidad de Madrid, ya que cuenta con 1.008 celdas y 174 complementarias; en él están ingresados algunos conocidos de Rato como el extesorero del PP Luis Bárcenas o el ex secretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez-Ponga, condenado a tres años y dos meses también por las «tarjetas black».
Redacción