LA FRASE DEL DÍA: «Yo lo lamento muchísimo todas estas imágenes. Como pueden entender, no me gustan, ni éstas ni otras, por esto creo que la obligación que tenemos los dirigentes políticos es trabajar para que no se den las condiciones para tener que ver estas imágenes».
Lo ha dicho el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy en relación a las cargas policiales y los ataques a las fuerzas de seguridad que se vivieron durante el referéndum del 1 de octubre de 2017.
LA IMAGEN DEL DÍA: La de una Soraya Sáenz de Santamaría segura y confiada ante el tribunal, en muchos momentos cerrando sus intervenciones con una sonrisa, en una clave política que maneja a la perfección. Así se ha producido su interrogatorio hasta que el abogado Xavier Melero ha bajado al detalle del operativo policial del 1-O. En ese momento, el gesto se ha vuelto serio y la seguridad en las respuestas han derivado en algún que otro titubeo.
EL PROTAGONISTA: Tras desaparecer de la vida política hace ocho meses, Mariano Rajoy, ahora registrador de la propiedad, ha reaparecido en el Tribunal Supremo en una comparecencia en la que no se ha movido ni un centímetro de lo que defendió a capa y espada desde La Moncloa hace años: «Es el pueblo español el que decide lo que es España».
Fiel a su estilo, Rajoy ha recordado que ya dejó «meridianamente» claro que no iba a permitir un referéndum para «liquidar» la soberanía nacional. Pero también ha lamentado «muchísimo» las imágenes sobre las cargas del 1-O que se han proyectado a petición de la defensa de Jordi Cuixart, si bien ha responsabilizado al Govern de Puigdemont de lo ocurrido, por haber llamado a votar en una consulta «ilegal».
LA ANÉCDOTA: En una jornada de alto voltaje político, con testigos de primera fila como Rajoy, Sáenz de Santamaria, Artur Mas y Cristóbal Montoro, parecía que la anécdota se había producido a escasos minutos del inicio del juicio, cuando el diputado Joan Tardá ha comenzado hablando en catalán (algo que no está permitido a los testigos) y ha proclamado que el juicio «está inspirado en la venganza» (tampoco se permiten valoraciones políticas).
Un episodio que se ha visto eclipsado cuando, ya a última hora del día, los exdiputados de la CUP Antonio Baños y Eulàlia Reguant han logrado su cuota de protagonismo al negarse a contestar a Vox, asumiendo las consecuencias penales que ello les puede acarrear.
Reguant ha dicho que no quería contestar a Vox por ser un partido de «extrema derecha, machista y xenófobo» y Baños por «dignidad democrática y antifranquista», ante lo que Marchena, tras pedir sin éxito que no se lo pusieran «difícil» y ofrecerse a formular él mismo las preguntas, les ha invitado a abandonar la sala y les ha comunicado que deduciría testimonio ante el juzgado de guardia por las responsabilidades penales en que han podido incurrir.
«No empezamos bien», ha lamentado Marchena con el episodio de Tardá. Pero lo cierto es que al final, se ha terminado de la misma manera.
AGENDA: Mañana será la próxima sesión del juicio, a las 10:00 horas, en la que se prevén los interrogatorios de más testigos, entre ellos el lehendakari Íñigo Urkullu o del exministro del Interior Juan Ignacio Zoido.
Redacción