En el turno de réplica al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, en el segundo día del debate de investidura, Sánchez ha instado a Rufián a que hable con su grupo, con el PSC, con el PP y con Cs y que quite de su discurso una de sus exigencias: «La unilateralidad y la frase desafortunada de que lo volverían a hacer».
Sánchez ha insistido en que el problema de Cataluña es de convivencia «no de independencia» y ha asegurado que, por parte del Gobierno, «voluntad de diálogo, toda pero dentro de la Constitución y del Estatut».
El presidente ha agradecido a Rufián que haya apostado por una mesa de diálogo e incluso que haya «verbalizado» que reconoce como interlocutores al PP y a Cs y haya dicho que está dispuesto a sentarse a la mesa «con la única diputada del PP en Cataluña, Cayetana Álvarez de Toledo, o con la señora Arrimadas, de Cs».
Sánchez ha rechazado la interpretación de que los dirigentes del «procés» están siendo juzgados por defender la democracia, ya que ha considerado que es consecuencia de que se cometieron ilegalidades que merecen «el mayor de los reproches» tanto desde el punto de vista judicial como político.
Tras ello, ha instado a Rufián a que diga si han sacado alguna conclusión de lo ocurrido ya que, si lo han hecho, cree que es probable que se pueda encontrar una senda en la que entenderse.
El candidato ha vuelto a defender una votación en Cataluña para reforzar su autogobierno, no para «disgregar», como cree que pretenden los independentistas, y les ha reiterado la necesidad de pone en marcha una mesa de diálogo en el Parlament con todas las fuerzas políticas que lo conforman.
«Necesitamos ese diálogo en dos ámbitos, Cataluña y el conjunto del Estado», ha recalcado.
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