Los tres empleados, que quieren defender sus puestos de trabajo y la «dignidad» de los asturianos y sus instituciones «ante el atropello» cometido por la multinacional británica, permanecerán en el interior del templo de forma indefinida hasta que se solucione el conflicto iniciado hace un mes.
Tras el encierro, el deán de la Catedral, Benito Gallego, ha autorizado la estancia de los trabajadores en el interior del templo e incluso les ha dado acceso a su despacho.
Gallego, quien también ha permitido que los compañeros de los encerrados les suministren mantas y alimentos, ha reconocido que «técnicamente» no sabe cómo se puede solucionar el conflicto laboral, pero sí cómo ayudarles «humanamente», ha dicho en declaraciones a la televisión asturiana (TPA).
Por su parte, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha expresado en una red social su cercanía con los trabajadores de Vesuvius, «si arrasa la esperanza con insolidaria lava», y ha expresado su deseo de que «se acierte a negociar con eficacia».
La multinacional, con sede en el Reino Unido, ha justificado su decisión de cerrar la factoría langreana, dedicada a la producción de productos refractarios para empresas siderúrgicas, en la reorganización de la actividad que está llevando en todas sus fábricas europeas ante el deterioro que está sufriendo la industria del acero por un exceso de capacidad y el incremento de importaciones de terceros países.
La Catedral de Oviedo ya fue escenario en 1997 de un encierro que se prolongó durante 318 días por parte de un grupo de trabajadores de Duro Felguera tras los despidos que se produjeron en ese grupo industrial.
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