sábado, noviembre 23, 2024
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Un panorama electoral de alto riesgo: Jugando con el diablo

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La reacción social y política a la sentencia del «procés» y su derivada violenta por los graves disturbios de protesta en Cataluña, ha sido según los analistas el elemento que más ha determinado la precampaña, y su onda expansiva amenaza con llegar hasta la misma jornada electoral.

En todo caso, ninguno de los muchos sondeos que se van sucediendo estas semanas pone en duda que el PSOE ganará las elecciones.

La incertidumbre aparece al preguntarse por cuánto y si estará en mejores condiciones que en abril para investir a Sánchez, algo que casi todos los estudios demoscópicos ven en riesgo.

SOLO EL CIS TRANQUILIZA A SÁNCHEZ

Únicamente la macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), con casi 18.000 entrevistas, ofrece al líder socialista una perspectiva tranquilizadora. Los demás muestreos privados detectan una caída en el respaldo socialista que podría incluso comprometer sus actuales 123 escaños en un hemiciclo de endiablada aritmética para formar mayorías.

Sin embargo, para el instituto dirigido por José Félix Tezanos el PSOE no solo subiría hasta una horquilla de entre 133 y 150 escaños, sino que tendría dos opciones para alcanzar la mayoría absoluta.

Una sería gracias al apoyo de Unidas Podemos, que sin desgaste alguno respecto a las últimas elecciones lograría entre 37 y 45 escaños; la otra se ofrece con el respaldo de Ciudadanos, al que sí pronostica una bajada notable, con un suelo situado entre los 27 y 35 escaños, suficientes para reunir mayoría absoluta con el PSOE.

La situación sería para el PSOE más ventajosa que la que tuvo que gestionar Sánchez tras las elecciones del 28 de abril, porque si optara por pactar con Unidas Podemos no le haría falta, como entonces, la abstención de ERC o el PNV para sacar adelante la investidura.

Ese mejor escenario dibujado por el CIS tiene sin embargo grandes inconvenientes recalcados por los otros partidos, que restan credibilidad a sus vaticinios invocando el sesgo socialista de Tezanos.

El trabajo de campo acabó el 13 de octubre, víspera de la sentencia del «procés», y comenzó el 21 de septiembre, cuando Más País todavía no se había presentado a los comicios.

LOS SONDEOS PRIVADOS VEN PEOR AL PSOE Y A VOX MUY FORTALECIDO

El riesgo que corre el PSOE con las elecciones del 10-N se aprecia especialmente en las encuestas privadas, que han ido bajando la expectativa de voto socialista desde el 28,7% de abril hasta una media situada en torno al 27% a pocos días del arranque de la campaña.

A la par, el PP ha ido subiendo desde el 17,1% de los anteriores comicios a índices cercanos al 22%.

También subiría Vox, y mucho. Un partido que perdió la mitad de sus votantes entre las elecciones generales y las europeas y que según la mayoría de los sondeos escalaría dos puntos desde el 10,3% que logró el 28-A; algún muestreo le ha adjudicado un apoyo del 13% y 41 escaños frente a los 24 con los que contaba ahora.

Su discurso duro ante los graves disturbios en Cataluña en protesta por la sentencia del «procés» constituye en opinión de los expertos una de las claves de su ascenso.

Otra coincidencia de las encuestas está en el escaso éxito de la coalición Más País encabezada por Íñigo Errejón, que lograría un 4% y tres o cuatro escaños, insuficientes para formar grupo parlamentario propio en el Congreso.

Y entre tanto, el gran batacazo sería para Ciudadanos, que cedería a Vox su posición como cuarta fuerza política al bajar hasta siete puntos desde el 15,9% de abril que le valió 57 escaños en el Congreso; de su caída podrían verse beneficiados los dos grandes partidos por travase de votantes.

Pronóstico de caída también para Unidas Podemos, que perdería una media de dos puntos desde el 14,3 cosechado en abril y que no se vería muy afectado por la apuesta de Íñigo Errejón, fundador de la formación morada.

Esta posición más débil del partido de Pablo Iglesias iría pareja al descenso del PSOE y haría muy difícil numéricamente una investidura de Sánchez respaldada por la izquierda.

Y aunque el bloque de la derecha (PP, Cs y Vox) se vaya igualando al de la izquierda en los sondeos, ninguno les augura escaños suficientes como para formar la alternativa que no tuvieron en abril.

LOS DUDOSOS Y EL TRASVASE DE VOTOS, GRANDES INCÓGNITAS

Muchas incógnitas que impiden diseñar con precisión la «foto fija» del espectro electoral al que se enfrentarán los votantes y que los candidatos tratan de combatir con mensajes que animan a buscar una posición fuerte para después del 10-N.

Y para aumentar la incertidumbre, los españoles acuden de nuevo a las urnas en un ambiente de imparable desconfianza hacia los políticos, bien reseñado en los barómetros del CIS, cuya encuesta preelectoral anticipa una abstención del 11,8 por ciento y reconoce que más de un tercio de los que se quedarán en casa lo harán porque están hartos de la política.

En el juego diabólico que tienen ante sí los partidos para la campaña no solamente precisan atraer a los abstencionistas, sino también a los indecisos, que pueden inclinar la balanza hacia uno u otro lado, y que según el CIS son muchos, un 20,3 por ciento.

¿Y entre qué partidos dudan? Un 9,3% dice que entre PP y Ciudadanos, el 7,5 entre PSOE y Ciudadanos, el 6,6% entre el PP y el PSOE y el 5,9 entre el PSOE y Unidas Podemos. Sus movimientos, circunscripción a circunscripción, son los que pueden hacer cumplir, o no, la profecía de Pablo Casado. 

 

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