Ballesteros, que ha participado en la presentación del libro «#Desinformación. Poder y Manipulación en la Era Digital», ha destacado asimismo la importancia de la persistencia para el éxito de la difusión de contenidos falsos y la ha comparado en ese sentido con la cocaína: «Si la pruebas una o dos veces no te cambia la vida, pero si la consumes todos los días te convierte en una persona diferente”.
El máximo responsable del DSN, órgano que asesora al presidente del Gobierno en materia de Seguridad Nacional, ha señalado que el actual uso de la desinformación como arma política y militar se remonta a los años 2013 y 2014, con la campaña para la independencia de Escocia, el caso de las consultora británica Cambridge Analytica, el «brexit» y el referéndum de autodeterminación de Crimea y su posterior anexión a Rusia.
También ha intervenido el profesor de Ciencia Política Manuel R. Torres Soriano, coordinador del libro y miembro del Consejo Asesor sobre Terrorismo y Propaganda del Centro Europeo de Lucha contra el Terrorismo (ECTC, por sus siglas en inglés) de la Europol, quien considera que «la desinformación es un valor en alza para el terrorismo».
“El yihadismo y el islamismo radical utilizan la mentira para alcanzar sus objetivos”, ya que “los terroristas son conscientes de que ser percibidos como un actor creíble, tanto por partidarios como por detractores, les aporta una ventaja importante”, ha precisado el profesor Torres Soriano.
Para ilustrarlo, ha citado el ejemplo «espeluznante” de cómo el Estado Islámico preparó el asalto de Mosul, su principal enclave en Irak, a través de una “orquestada avalancha de desinformación lanzada hacia la opinión pública”.
Los radicales islámicos mermaron la moral de los soldados iraquíes a través de la difusión de imágenes de “auténtico salvajismo”, en las que mostraban las torturas a las que sometían a sus contrarios, y de este modo consiguieron acabar con la “voluntad de resistencia” de un Ejército que les superaba de forma muy amplia tanto en número de efectivos como en armamento.
El terrorismo ha encontrado en la desinformación “un valor en alza”, argumenta este experto, porque las nuevas tecnologías se han convertido en una forma de potenciar la difusión de sus discursos.
Así, estos grupos «no solo han visto ampliado el alcance de su mensaje, sino que, por primera vez, se han planteado objetivos propagandísticos y de interacción con la audiencia que en el pasado hubiesen sido inviables”.
Torres Soriano ha alertado además de que el principal potencial de la desinformación es que “puede sacar a la luz aquellos posicionamientos que la gente normalmente trata de mantener ocultos porque sabe que son políticamente incorrectos”.
“El narcisista que todos llevamos dentro se siente reconfortado al confirmar sus prejuicios”, es decir, al verlos respaldados, ha insistido este experto en Ciencia Política.
El libro «#Desinformación. Poder y Manipulación en la Era Digital», escrito por diferentes analistas políticos y periodistas y publicado por el Instituto de Seguridad y Cultura junto a la Editorial Comares, aborda cuestiones como las doctrinas militares que alimentan la «guerra informativa», los intentos de interferencia rusos en procesos electorales en Occidente y la influencia de la difusión de falsedades en la crisis de Cataluña.