Esa vuelta al ámbito laboral, que ha arrancado en nueve comunidades autónomas al ser festivo en el resto, se ha producido sin aglomeraciones en los transportes, con el reparto de mascarillas y con muchas dudas e incertidumbres sobre la protección de los trabajadores ante las recomendaciones de Sanidad para evitar la propagación del virus y que no se quiebre su tendencia descendente.
Esa tendencia se trata de confirmar ahora con los datos de los próximos siete días, ya que es muy posible, si se mantienen los precedentes, que martes e incluso miércoles puedan repuntar los casos por el llamado “efecto fin de semana” -debido al retraso de las notificaciones por parte de las comunidades autónomas- al que en esta ocasión se suman los festivos de Semana Santa.
TASAS EN MÍNIMOS
El número de fallecimientos consignados este lunes supone una caída de más del 13 % respecto a una semana atrás (con una tasa del 3 %), y sigue la estela del pasado sábado cuando se contabilizó el menor número de decesos desde el 24 de marzo con 510, 440 menos que el 2 de abril, en que se registró el número más alto con 950.
Los fallecimientos, en su mayor parte, son de pacientes que enfermaron hace tres o cuatro semanas, pero los contagios, aunque se trata sólo de los testados, se refieren a pacientes infectados en un plazo medio de diez días, y los consignados hoy confirman el ritmo decreciente más bajo hasta hora, el 2 %, que eleva el total a 169.496.
Comparados con la etapa similar del desarrollo de la pandemia, el número de positivos en España, el menor desde el pasado 19 de marzo, se sitúa por debajo del de Italia, pero por encima del de China. La Comunidad de Madrid, la más afectada, ha reportado 559 contagios, lo que representa una tasa del 1,2%, por debajo de Cataluña (2 %), Castilla-La Mancha 2,5 %, y Castilla y León, 4,2 %, la más penalizada.
El descenso en las infecciones también es tendencia en los ingresos hospitalarios y en las ucis, sobre cuya ocupación hay que mirar casos concretos, ya que no se ofrecen de forma global por la falta de un criterio homogéneo. Así, en Madrid este lunes había 44 personas menos que el día anterior (1.322), una bajada que no ha cesado desde la semana pasada alejando las previsiones iniciales de colapso.
Paralelamente, casi una de cada cuatro personas que han enfermado por el coronavirus (38 %) lo han superado: hoy son 2.336 más que ayer, que elevan el total a 64.727. España es así el país del mundo que más altas ha concedido, ya que casi doblan a las de Estados Unidos (32.634).
CONSOLIDAR LA SEGUNDA ETAPA
A la vista de todos estos datos, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha dicho que “el objetivo de esta semana es consolidar la segunda etapa y doblegar la curva”, al tiempo que ha hecho un llamamiento a la responsabilidad individual tras la decisión del Gobierno de la vuelta al trabajo de empleados de sectores industriales no esenciales y de la construcción.
Esta reincorporación, ha dicho, en absoluto es el inicio de la fase de desescalada: “Solamente se ha reanudado la actividad en un número muy determinado de sectores, pero seguimos en fase de confinamiento».
La doctora María José Sierra, del Centro de Control de Alertas y emergencias Sanitarias, ha señalado, por su parte, que la incidencia de estas reincorporaciones en el desarrollo de la pandemia no se podrá ver hasta dentro de “dos o tres semanas”.
La vuelta al trabajo de las empresas no esenciales que pararon sus actividades durante los últimos quince días -con un permiso retribuido recuperable- se ha hecho de forma escalonada, ya que hoy era festivo en ocho comunidades autónomas, entre ellas algunas con fuerte implantación industrial como el País Vasco y Cataluña.
Precisamente Cataluña, partidaria de mantener un confinamiento total, ha sido una de las más críticas con esta medida acordada por el Gobierno, que en su primer día no ha supuesto aglomeraciones en el transporte público, como se ha podido comprobar en Madrid, donde esta mañana han utilizado el servicio de cercanías de Renfe 13.375 personas, un 53 % más que el lunes pasado, pero lejos de las 110.000 que lo usan un día normal.
Tampoco ha habido problemas en el reparto de mascarillas en los medios de transporte públicos, aunque sí ha habido críticas por la ausencia de un reparto de forma más generalizada. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha dicho que a finales de esta semana podría haber mascarillas en las farmacias, que se ofrecen a venderlas a un precio fijado por el Gobierno.
María José Sierra ha señalado que las mascarillas que se están repartiendo en los transportes públicos son una medida más, “un complemento”, pero no el más crucial para cortar la transmisión del virus. “Lo más importante -ha dicho- es la detección temprana y el aislamiento, que los casos que empiezan a tener síntomas se aíslen, además de la higiene y el distanciamiento».
LA TERCERA FASE
En su comparecencia de hoy, el ministro de Sanidad ha remarcado que cuando comience la vuelta progresiva a la normalidad será homogénea, al ser preguntado si se contemplaba el adelanto en comunidades como Canarias, con un bajo número de positivos y que en los últimos tres días sólo ha registrado un fallecimiento
Illa ha asegurado que va a haber que sacar «muchas lecciones» de la pandemia de coronavirus, y ha citado como una de ellas “la revisión” de cómo están funcionando las residencias de ancianos, con miles y miles de fallecidos. El Gobierno sigue esperando los datos de todas las comunidades para actualizar la cifra dada hasta ahora.
Para preparar esa tercera fase, ya se trabaja en la logística de la encuesta epidemiológica que se llevará a cabo en las próximas semanas con más de 60.000 personas para determinar cuántas han contraído la enfermedad y han desarrollado inmunidad al coronavirus, tras haberse preparado ya la muestra poblacional, con el apoyo del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Mientras tanto, la petición de desescalada política del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para negociar un gran acuerdo no ha tenido respuesta afirmativa de ningún partido, aunque el líder del PP, Pablo Casado, se ha mostrado dispuesto a hablar, aunque no ve “sincera” la oferta de pacto.
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