La quinta prórroga del estado de alarma -hasta las 00.00 horas del 7 de junio- se vota esta tarde y va a salir adelante como lo hizo la cuarta, gracias a los votos favorables del partido naranja y del PNV,
Pero eleva la distancia de Sánchez con un partido que fue clave en su investidura, ERC, con otra formación que hasta ahora había sido incondicional en su apoyo al Ejecutivo en esta crisis, Compromís y con otros partidos de la izquierda parlamentaria.
No sólo los portavoces de ambas formaciones, Gabriel Rufián y Joan Baldoví, sino también otros como el de Más País, Íñigo Errejon, que sí que apoya la prórroga, o los de Bildu y BNG, que se abstienen, han coincidido en advertir a Sánchez de los peligros de acercarse a Ciudadanos en lugar de afianzar sus alianzas más tradicionales.
Sánchez, que ha instado a todos a apoyar la prórroga para «no derrochar» lo conseguido estas semanas de confinamiento, ha recalcado que Ciudadanos no es su socio de Gobierno y ha subrayado que mantiene todos sus compromisos de investidura.
Así se lo ha dicho a todos pero en especial a ERC, al que ha prometido seguir buscando para dialogar a lo largo de esta legislatura, que según ha subrayado durará cuatro años.
Sánchez ha llegado a este debate con un discurso muy similar al de otras prórrogas, insistiendo en que el estado de alarma es el único instrumento constitucional posible para seguir limitando la movilidad.
Pero también ha sido más incisivo que en ocasiones anteriores en sus advertencias sobre los riesgos que se correrían si no se aprueba esta prorroga para que la desescalada sea ordenada, y la «irresponsabilidad» en la que incurrirían los partidos si ocurriera.
Ha insistido en pedir el apoyo a estos «últimos metros del estado de alarma» e incluso ha sugerido en su réplica a Baldoví que se está «planteando la última prórroga» para abordar con «máxima eficacia la desescalada», pero también ha dado por hecho que habrá algún rebrote.
«Nadie tiene derecho a derrochar lo que hemos conseguido entre todos estas semanas de confinamiento», ha sentenciado Sánchez, quien también ha pedido disculpas por los errores de su Gobierno al tiempo que ha dicho disculpar los errores de otros dirigentes políticos.
A todos ellos, de todas las administraciones y partidos, a todos los que tienen responsabilidades públicas en esta crisis, les ha transmitido su reconocimiento y les ha dado las gracias, además de defender que se ha avanzado en la cogobernanza y que a medida que avance la desescalada las comunidades recuperarán su «plena capacidad de decisión».
Pero también ha subrayado que durante todo este tiempo se ha mantenido la «corresponsabilidad» de las comunidades autónomas en el ejercicio de sus competencias, porque el decreto del 14 de marzo por el que se aprobó la alarma no relevaba a los consejeros de las comunidades de «ninguna de sus funciones», y mantenían la gestión de los servicios sanitarios.
Unidad es lo que ha vuelto a pedir Sánchez en este debate en el que ha arremetido sobre todo contra el líder del PP, Pablo Casado, por «dimitir» de su responsabilidad de Estado como máximo responsable de la oposición y «abrazar» a la ultraderecha y ha vuelto a felicitar a Ciudadanos por demostrar que sus diez escaños son más «útiles» que los 89 de los populares.
Casado, por su parte, ha considerado que Sánchez está «como pollo sin cabeza» y es una «irresponsabilidad» apoyarle, mientras que el líder de Vox, Santiago Abascal, ha advertido al presidente de que su partido no descansará hasta que se haga «justicia» por la muerte de miles de españoles y la «ruina de millones».
En esta ocasión, no obstante, los reproches más duros para Sánchez han venido de sus hasta ahora socios.
Gabriel Rufián ha acusado a Sánchez de «llevarse por delante, quizá de forma irremediable, el espíritu de la investidura». Un espíritu que, ha dicho, no sólo era «palanca para el progresismo» sino también «un dique de contención al fascismo».
Joan Baldoví, por su parte, ha acusado al Gobierno de faltar el respeto a los valencianos por no acceder a aumentar su financiación y pactar con quienes les niegan «el pan y la sal» y «blanquean a la ultraderecha», en alusión a Cs.
Discursos parecidos han hecho otros portavoces de la izquierda, mientras el portavoz adjunto de Ciudadanos, Edmundo Bal, defendía su posición mientras advertía de que con el partido naranja el Gobierno no ha ganado un socio de Gobierno sino un partido de Estado que ha optado por votar pensando en el interés general.
Todo en un debate no exento de momentos de tensión -como el cruce de reproches vivido en la portavoz socialista, Adriana Lastra, y el diputado del PP José Luis Echániz- en el que Sánchez ha finalizado pidiendo a todos que votasen pensando en su responsabilidad «moral» como representantes públicos.
Estrella Digital