Fuentes conocedoras de las negociaciones de las prórrogas han precisado que los contactos de la dirección del grupo socialista (en concreto de la portavoz, Adriana Lastra) con algunas de las formaciones que auparon a Sánchez a La Moncloa se retomaron después de la votación del miércoles.
No se trata de preparar el camino para una sexta prórroga, pues ninguna fuente aventura aún si llegará la petición del Gobierno, sino de intentar que el sector de la investidura, el que se fraguó en enero, no se rompa del todo.
El Gobierno mantiene la idea de avanzar en su agenda legislativa en cuanto lo permita la lucha contra la pandemia, y para ello quiere apoyarse en los grupos y partidos que propiciaron la continuidad de Sánchez.
Hasta entonces, el grupo socialista manejará un objetivo básico: mantener el estado de alarma el tiempo que sea necesario, lo que implica negociar con todos los grupos (menos con Vox) para forjar mayorías.
Sin embargo, el ambiente parlamentario se ha enrarecido tras la autorización de la quinta prórroga. La causa reside en el pacto del PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu, en el que se cita la derogación íntegra de la reforma laboral.
Las secuelas de este movimiento han alcanzado a los dos partidos que fueron fundamentales para que el estado de alarma dure al menos hasta el 7 de junio: Cs y PNV.
El «sí» de ambos hizo irrelevante el voto de los cinco diputados de EH Bildu, pero Adriana Lastra y su homólogo de Unidas Podemos, Pablo Echenique, continuaron el miércoles unas negociaciones que comenzaron en serio el día anterior ante el temor de que Cs se descolgara, indican a Efe fuentes conocedoras del proceso.
En realidad, la quinta prórroga fue autorizada tras un proceso de varias vías.
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo; el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños; el responsable de Organización del PSOE, Santos Cerdán; y la propia Lastra trazaron un mapa de negociaciones con todos los grupos.
También intervino la ministra María Jesús Montero para disuadir al diputado de Compromìs, Joan Baldoví, de votar en contra de la prórroga por desavenencias en el modelo de financiación autonómica.
Tal y como señalan las fuentes consultadas, el representante valenciano recibió una oferta el lunes, pero no bastó y al final se decantó por el «no».
Con Cs, con el PNV y con ERC los contactos fueron más intensos, e incluso con el grupo catalán se retomó la mesa de diálogo que desembocó en el acuerdo para la investidura de Sánchez.
Según varias fuentes implicadas, las conversaciones con los tres fueron francamente bien hasta el martes por la tarde. El anuncio del pacto con Cs fulminó la opción ERC.
El portavoz del grupo republicano, Gabriel Rufián, habló con dureza en el hemiciclo para lamentar el desenlace y para exigir a Pedro Sánchez que defina el rumbo que quiere seguir esta legislatura, si es que su deseo es que dure todo lo posible: o con Cs o con ERC.
A tenor de los contactos de finales de semana, el presidente ha escogido.
Su apuesta es recuperar el rumbo de enero, lo que devuelve el protagonismo a Esquerra, pero también al PNV, a Más País, a Teruel Existe, al BNG, al PRC y a los partidos canarios de CC y NC. Lastra y Rufián ya se han sondeado, revelan las fuentes.
Pero mientras dure la emergencia sanitaria, ni el Gobierno ni el PSOE quieren anular opciones.
En el Congreso ha empezado a trabajar la Comisión para la Reconstrucción poscovid-19, hasta ahora dentro del consenso, que es la impronta que el Ejecutivo busca preservar aquí.
Lo que espera al Gobierno no es fácil, sin embargo, porque los efectos económicos de la crisis del coronavirus todavía tienen que calibrarse. Las fuentes consultadas no descartan medidas de ajuste.
Y porque el ambiente actual en el Congreso se acerca a la desconfianza, si no es ya de total desconfianza.
Como reconocen fuentes parlamentarias, el acuerdo con Bildu ha desconcertado a las propias filas socialistas, cuya dirección recibió con estupor algunas reacciones, toda vez que el presidente estaba al tanto de los contactos.
Pero también ha confundido a los grupos aliados, a los de la investidura, cuyas fuentes advierten de los riesgos de tantos virajes aparentemente improvisados.
El pasado miércoles en el Congreso, después de que Rufián avisara a Sánchez de que debía elegir un rumbo claro para que la legislatura perdurará, el presidente le contestó que deseaba llegar hasta el final.
Por lo que remarcan las fuentes consultadas, quiere hacerlo junto a los grupos que le permitieron iniciarla.
Ángel A. Giménez